—¿No abrochaste bien los botones del costado? —Bo Jinchuan señaló la cintura de Shen Fanxing y cerró la revista que tenía en mano.
Ella bajó la cabeza para mirar los botones de su cintura, pero no notó nada extraño. Aun así, jugueteó con los botones. Cuando levantó la cabeza de nuevo, fue envuelta por un aroma familiar y atraída hacia un abrazo.
Al ver su reflejo abrazándose en el espejo, el corazón de Shen Fanxing latía desbocado.
Podía ver claramente la pasión en los ojos del hombre, igual que aquella vez en la cocina.
Jadeó nerviosamente y giró ligeramente la cabeza de modo que su mejilla quedó presionada contra el costado de la cabeza de él.
—¿Qué pasa? —La mano de Bo Jinchuan acariciaba suavemente la hermosa curva de su cintura y su voz profunda resonaba en sus oídos.
—Eres hermosa. Como un elfo.