Yu Song bramó y los dos guardaespaldas que estaban detrás de él avanzaron hacia Shen Qianrou y le abofetearon el rostro.
—¡Ahhh!
—Shen Qianrou estaba conmocionada y su mejilla le dolía. Gritó y cayó al suelo.
—Las personas que la rodeaban exclamaron, sorprendidos por este giro repentino de los acontecimientos.
—El enorme guardaespaldas era fuerte y musculoso, y además había sido entrenado militarmente. Aunque había controlado su fuerza dado que ella era una mujer, su fuerza no podía ser subestimada.
—Shen Qianrou sintió un dolor agudo en la boca. Sus encías y labios estaban sangrando y la sangre llenaba su boca.
—Incluso podía sentir que sus labios se hinchaban rápidamente y estaban doloridos y adormecidos al mismo tiempo.
—¡Qianrou! —exclamaron con ira Su Heng y Jiang Rongrong, quienes estaban más cerca de ella.
—¡Rou-er!
—Su Heng corrió hacia adelante para abrazar a Shen Qianrou.
—Qianrou... ¿estás bien? —preguntó preocupado.