Con eso, Qiao Nian se fue. No quería perder más tiempo con Su Yan.
Su Yan se quedó allí solo, con aspecto abatido. Mientras pensaba en las palabras de Qiao Nian de hace un momento, su mente se volvía cada vez más confusa.
—Hermano Su Yan —al ver que Su Yan estaba solo, Qiao Xin se acercó—. ¿También deberíamos marcharnos, no?
Su Yan escuchó la voz de Qiao Xin y se volvió para mirarla. Sus ojos se encontraron con el rostro inocente de Qiao Xin. Inmediatamente, recordó las palabras de Qiao Nian. Frunció el ceño y tosió. —Está bien.
Qiao Nian tenía que estar mintiéndole. Qiao Xin era claramente tan inocente y adorable. ¿Cómo podría ser alguien así?
Su Yan levantó la vista hacia Qiao Xin y dudó. —¿Sabías que tu hermana...
Qiao Xin negó con la cabeza, con aspecto preocupado. —Hermano Su Yan, hermana no creció en la familia Qiao cuando era joven. Solo vino a la familia Qiao después de que comenzó a estudiar en la universidad. Ella tampoco viene a casa a menudo, así que...
