—Exclamó sorprendida, justo cuando un chico de camisa blanca le agarró la mano izquierda.
—Quedó suspendida en el aire desde el acantilado.
—Todavía sostenía la higuera en su mano derecha.
—Alzó la vista hacia el chico, que casualmente tenía la espalda hacia la luz. El sol de ese día era deslumbrante. No podía distinguir sus rasgos en absoluto, solo que llevaba una camisa blanca.
—Quería que la soltara entonces, pero Hermano Blanco sacudió la cabeza, sin querer soltarla pase lo que pasase. Simplemente seguía sujetándola.
—Aunque su mano fue cortada por una rama de árbol y la sangre manchó su camisa blanca, no la soltó.
—En ese momento, ella era tan joven. Simplemente se desvaneció.
—Cuando despertó de nuevo, su abuelo ya la había llevado a casa. Le entregó la higuera.
—Incluso le había preguntado a su abuelo dónde había ido Hermano Camisa Blanca.
—Su abuelo le había dicho entonces que cuando regresó, vio a Hermano Blanco en blanco sosteniendo su forma inconsciente.