—¡Piérdete! —Los ojos inyectados en sangre de Qiao Nian estaban llenos de intención asesina.
Cuando Jiang Wen se encontró con los ojos de Qiao Nian, quedó atónito. No esperaba que Qiao Nian tuviera un aura tan imponente. En realidad le había asustado.
Él sabía que si realmente bloqueaba el camino de Qiao Nian, ella lo mataría sin dudarlo.
Jiang Wen no podía creer que ese aura realmente procediera de una mujer.
En el pasado, definitivamente habría utilizado cualquier medio posible para hacer que Qiao Nian se quedara. Sin embargo, el Jefe Jiang le había dicho que no tocara ni un pelo de la cabeza de Qiao Nian, por lo que tenía algunas reservas.
Los mercenarios también estaban preocupados por lo que Jiang Chi había dicho.
Jiang Wen y los mercenarios solo podían retroceder hasta el umbral de la puerta, paso a paso, permitiendo que Qiao Nian se fuera con Lu Zhu.
Sin embargo, Lu Zhu, quien estaba bajo Qiao Nian, tenía una enemistad sangrienta con la familia Jiang.
