—Xiao Qi… —susurró el niño.
Gu Qi se giró y miró al niño. Sus fríos ojos estaban llenos de amenazas y advertencias. Esa no era la mirada que un niño de esta edad debería tener.
Cuando el niño encontró la mirada de Gu Qi, tembló de miedo instantáneamente y empezó a llorar.
Gu Qi fingió no escuchar nada. Retiró su mirada indiferentemente y caminó hacia el otro lado, distanciándose de los dos.
Zhou Qian miró la fría espalda de Gu Qi y pisoteó el suelo. —Te dije antes que Gu Qi es un demonio. ¡No lo provoques! —dijo infelizmente.
—Qian Qian, tienes razón. Gu Qi es un gran monstruo. Puede incluso comerse a las personas. ¡Ya no juguemos más con él! —exclamó el otro niño.
Gu Qi no tomó en serio las palabras de los dos niños para nada. Su pequeña mano se apretó involuntariamente alrededor de su teléfono.
¿Mamá realmente no lo quería?
¿Era esa la razón por la que Mamá lo había abandonado?
Los ojos de Gu Qi se oscurecieron gradualmente.