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Qiao Nian frunció levemente los labios, atónita.
—Señora Gu, estás un poco diferente hoy —dijo—. Pareces hablar mucho. ¿Estás preocupada por mí?
Parecía haber un atisbo de intriga en la voz de Gu Zhou, así como una pizca de ambigüedad. Qiao Nian podía sentir cómo la temperatura de la habitación subía de repente.
Ella estaba realmente muy preocupada por la salud de Gu Zhou.
Sin embargo, se tragó sus palabras y preguntó casualmente:
—¿Cuándo planeas volver?
El otro lado del teléfono se congeló por un momento. Luego, Qiao Nian escuchó a Gu Zhou decir:
—¡En unos días!
—Está bien, ¡entendido!
—Sí, ¡voy a colgar!
Viendo que Gu Zhou estaba a punto de colgar, Qiao Nian aún estaba muy preocupada por sus heridas. Por lo tanto, dijo:
—Tienes que tener cuidado de ahora en adelante. No hagas ejercicio extenuante, ¡o la herida en tu espalda podría abrirse de nuevo!
