Gu Zhou solía ser una persona reflexiva. La gente común no podía adivinar lo que estaba pensando, pero la segunda personalidad de Gu Zhou era muy inocente. Él subconscientemente olvidaba todas las cosas malas.
Aunque Qiao Nian sabía que Zhou Zhou podría no saber lo que le había sucedido a Gu Zhou, no pudo evitar preguntar:
—¿Cómo conseguiste esas heridas?
Gu Zhou dijo con sinceridad:
—No lo sé.
Sólo entonces Qiao Nian se dio por vencida. Parecía que él no sabía nada.
Qiao Nian solo quería que Gu Zhou descansara bien. Dijo suavemente:
—Gu Zhou, te ayudaré a sentarte. Necesitas secarte el cabello. No te resfríes de nuevo.
Gu Zhou frunció el ceño levemente, y un rastro de confusión cruzó por sus ojos. Preguntó:
—Nian Nian, ¿quién es Gu Zhou?
Qiao Nian se quedó sin palabras.
Al ver a Qiao Nian así, Gu Zhou preguntó descontento:
—Nian Nian, ¿tienes otros hijos?
Qué niño...
