El joven de blanco la llevó a una sala de música y la acomodó en el sofá, lejos del piano. Le dijo suavemente:
—Segundo Hermano tocará el piano para ti, ¿está bien?
Esta voz era extremadamente gentil, y le calentaba el corazón.
Luego, comenzó a sonar una melodía familiar.
Esta melodía parecía ser tocada por el Sr. Dong Hua, pero también parecía que no. En esta canción no había rastro de tristeza, solo felicidad y esperanza.
Qiao Nian estaba ligeramente atónita. ¿Realmente era esto un sueño?
Por primera vez, no podía distinguir entre la realidad y un sueño. La ansiedad y el pánico se acumulaban en su corazón. Quería abrir los ojos y ver claramente al joven sentado junto al piano, pero solo podía ver sus delgados labios curvándose ligeramente.
Qiao Nian se angustió al instante. Sintió que su cuerpo se movía.
De repente, olió el aroma único de Gu Zhou.
Vagamente, sintió como si estuviera subiendo las escaleras.
Entonces, Qiao Nian pareció escuchar la puerta abrirse.