—Habla —Gu Zhou vertió la leche preparada en una taza y se volvió a mirar a Chen Qing.
—Antes de morir, Zhang Yi se negó a decir algo. El Joven Maestro salió corriendo a causa de su castigo físico. Sin embargo, insistió en que el Joven Maestro estaba poseído porque había ido al salón funerario por unas horas.
Gu Zhou apretó los puños. Frunció el ceño, su expresión se ensombreció.
Después de unos cinco segundos, Gu Zhou se calmó. Se giró para mirar a Chen Qing y dijo fríamente:
—No hay fantasmas en este mundo.
—Por supuesto que sé que no hay fantasmas en este mundo —Chen Qing expresó sus preocupaciones con hesitación—. Simplemente tengo mucha curiosidad por saber por qué el Joven Maestro iría a una funeraria. Según mis investigaciones anteriores, cada vez que el Joven Maestro desaparece, es muy probable que vaya a una funeraria. ¡Es realmente increíble!
Los ojos de Gu Zhou se oscurecieron. Recordó algo y dijo:
—El año pasado, le dije que su madre ya había fallecido.
