—¿Tú tampoco me crees? —Gu Qi frunció el ceño ligeramente y miró a Qiao Nian seriamente.
¿Podría ser que esta mujer, como todos los demás, pensara que no era una niña normal?
Cuando Qiao Nian escuchó a Gu Qi decir "también", su corazón sintió un dolor por alguna razón. ¿Qué tipo de entorno había vivido esta niña para hacer tal pregunta?
Los niños necesitan ser confiados para establecer su confianza.
Qiao Nian miró a Gu Qi con dolor en el corazón. Sonriendo, dijo:
—Por supuesto que te creo, pero quiero saber dónde está tu casa. Incluso me escribiste una nota de deuda. ¿Qué pasa si no puedo encontrarte en el futuro?
Gu Qi lo pensó seriamente y sintió que las palabras de Qiao Nian tenían sentido. Sacó su teléfono, lo encendió y abrió WeChat.
—Agreguémonos en WeChat. No te preocupes, siempre devuelvo el dinero que debo.
Qiao Nian se quedó ligeramente atónita.
Gu Qi tosió incómodamente y dijo seriamente:
—Quiero decir que siempre pagaré lo que debo.