Sin embargo, esta niña tenía una mano en el bolsillo. Por alguna razón, se veía un poco cool.
La niña frunció el ceño ligeramente, sus delgados labios apretados, emitiendo un aura fría.
—Tú... —Qiao Nian había querido alejar a la niña, pero la pequeña evitó su mano, como si no le gustara interactuar con extraños. Se agachó y sonrió a la niña, preguntándole con preocupación:
— Es muy tarde. ¿Por qué estás aquí sola? Tus padres deben estar muy preocupados por ti. ¿Puedes decirle a la Tía dónde vives para que pueda llevarte a casa?
La niña miró fijamente a Qiao Nian y dijo fríamente:
—Tía, ¿puedes prestarme diez dólares?
Qiao Nian se quedó ligeramente sorprendida. Confundida, preguntó:
—¿Por qué quieres dinero?
—Tengo hambre.
Qiao Nian miró a la niña frente a ella y pareció recordar a su propio hijo. Si ese niño hubiera sobrevivido, probablemente tendría la misma edad que esta niña.