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Qiao Nian recordó la pregunta de Jiang Yue y de inmediato entendió.
Así que era eso. Esto le preocupaba.
La voz de Qiao Nian también se volvió más fría. —De hecho, yo tampoco quería tener un hijo. Solo estaba bromeando con Jiang Yue. No tienes que tomarlo en serio.
—Eso es bueno.
La voz de Gu Zhou era baja y ronca, haciéndola imposible de interpretar sus emociones.
En realidad, Qiao Nian no quería tener un hijo en absoluto. Sin embargo, cuando Gu Zhou lo había mencionado ahora, ella pensó que él realmente quería tener un hijo con ella.
Puesto que él tampoco quería tener hijos, eso estaba bien.
No obstante, cuando lo pensaba, si un día el sol saliera por el oeste y Gu Zhou insistiera en que ella diera a luz, tendría un dolor de cabeza.
Ahora que Qiao Nian se había relajado, no tardó mucho en quedarse dormida.
En la oscuridad, Gu Zhou lentamente abrió los ojos. Sus ojos eran como estrellas en el cielo nocturno, fríos y profundos.
