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Por lo tanto, la mayoría de las personas estaban del lado de Qiao Xin. Uno tras otro, comenzaron a criticar a Qiao Nian.
—¡Qiao Nian, no puedes intimidar a tu hermana solo porque ella es amable! —comentó alguien indignado.
—¿No es así? Creo que el Sr. Su no quiere estar con Qiao Nian porque ella es arrogante, dominante y loca —añadió otra persona.
—Qiao Nian, dijiste que cultivaste el Pasto Suranne. Tienes que proporcionar pruebas —exigió un tercero—. Olvídalo, algo te pasa en el cerebro. ¡Probablemente ni siquiera sabes qué son las pruebas!
...
Cuando Qiao Xin escuchó que todos la defendían, sus ojos se pusieron rojos al instante. Sus lágrimas cayeron una por una, y miró a Su Yan con las mejillas manchadas de lágrimas. —Hermano Su Yan, por favor convence a Hermana. No dejes que retrase la ceremonia de inauguración del Director Lin solo porque quiere llamar tu atención —rogó Qiao Xin.
