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Los ojos de Song Ling se oscurecieron cuando oyó mencionar el trofeo.
—Señora, ¿qué le pasa? —preguntó una de las niñeras.
Al ver a Song Ling al borde del desmayo, las dos niñeras corrieron en su ayuda.
Abrumada y mareada, Song Ling luchaba por mantenerse de pie. —No, no vuelvan a sacar el tema del premio…
—Sí, sí, desde luego. Evitemos hablar más del asunto. Señora, permítame ayudarla a sentarse en el sofá para que descanse… —La niñera guió rápidamente a Song Ling hacia el sofá y sirvió dos vasos de agua. —Viejo Maestro, ¡tome usted también agua!
Fang Liguo se encontraba en una situación sin precedentes. Confundido por el acto de plagio de Jiayi, especialmente contra Fang Yuan, sentía el peso de ser ridiculizado por todos.
—Yuanyuan, esa chica… —Song Ling ni siquiera pudo articular un insulto.
Las niñeras, asumiendo que Fang Yuan había causado su angustia, la reprendieron de inmediato.