—Después de que Cheng Ye y Qiao Xinhui se marcharan, Cheng Yuqi miró a Fang Yuan con arrogancia y preguntó despreocupadamente —Hermana, ¿has aprendido a tocar el piano? ¿Has ganado algún premio alguna vez?
—Mirando el escenario con orgullo, continuó —Comencé lecciones de piano a los cuatro años. La Profesora Cindy, que raramente acepta discípulos, hizo una excepción por mí después de presenciar mis habilidades en el piano. ¿Sabes quién es la Profesora Cindy? ¡Es una maestra de piano renombrada en el país! Muchos aspiran a recibir su guía pero no están cualificados. Bajo su tutela, mis habilidades pianísticas han florecido. ¡He participado en más de 50 competencias desde mi infancia!
—Su tono exudaba arrogancia, y ella levantó la barbilla, preguntando —¿Cuál era el nombre de tu antigua profesora de piano, y qué premio ganó?
—Posiblemente al no recibir respuesta de Fang Yuan, Cheng Yuqi se volvió hacia ella y notó que Fang Yuan había puesto auriculares, absorta jugando videojuegos.
