—Cuida tus heridas en casa —comentó Lu Chen de repente.
Fang Jiayi creyó que Lu Chen ya había aceptado su explicación y le estaba mostrando preocupación. Respondió rápidamente, —Tú también. Asegúrate de desinfectar y aplicar medicina cuando llegues a casa. No dejes que tus heridas se infecten, ¿de acuerdo?
—Vale —respondió Lu Chen de manera algo mecánica. La acompañó a la puerta pero no hizo ningún movimiento para salir del coche.
—Hermano Lu Chen... —Fang Jiayi miró su perfil distante y tomó su mano—. Lo siento por hacerte gastar tanto hoy. Te transferiré el dinero extra más tarde. En realidad, ella no tenía mucho dinero, solo estaba haciendo una promesa.