—El Viejo Maestro y la Señora ya no te tienen en su corazón... —la ansiedad de la Tía Wang era palpable—. Señorita Yuqi, tienes que actuar con rapidez. Retrasarlo más pondrá en peligro tu posición en la familia Cheng.
Cheng Yuqi dudaba, diciendo —Pero...
La Tía Wang interrumpió con firmeza —¡Deja de vacilar!
Al oír las severas palabras de la Tía Wang, Cheng Yuqi se mordió el labio, resuelta a tomar medidas.
En el País M,
Un helicóptero privado descansaba en la azotea de un edificio de oficinas.
Mientras el hombre alto y apuesto se preparaba para abordar el helicóptero, otro hombre se acercó apresuradamente.
—Jefe, espere un momento. Hay un problema inesperado con el proyecto en el centro de la ciudad. ¿Podría quedarse algunos días más?
El hombre tenía un comportamiento frío, y su presencia emanaba fortaleza. Al oír esto, entrecerró los ojos con intensidad helada.
