Después de bajar del avión, tomaron dos coches diferentes y se durmieron en el camino. Después del viaje accidentado, llegaron a las seis de la mañana.
En ese momento, no había luces en el pequeño pueblo y el cielo estaba ligeramente iluminado.
Echando un vistazo a la ciudad montañosa ligeramente deteriorada, la Hermana Wen se giró hacia Tian Xiaoxiao y preguntó con hesitación —¿De verdad este es un lugar pintoresco?
Tian Xiaoxiao no pensó que hubiera algo malo y solo se masajeaba los hombros doloridos —¿Qué tiene de malo este lugar? El paisaje natural es muy bueno. Ánimo.
—No puedo animarme al pensar que rechazaste el papel —dijo la Hermana Wen descontenta.
Tian Xiaoxiao se detuvo bajo el hotel según la ubicación de Qin Ran. Al entrar, sacó su teléfono y llamó a Qin Ran.
La Hermana Wen le pidió al personal que reservara una habitación, solo para que le dijeran que el hotel estaba reservado.
