Dentro del automóvil, el espacio estaba especialmente reducido y la atmósfera era extremadamente tensa.
Su Ci levantó los ojos para mirar al Padre Su antes de bajar la mirada una vez más.
El Padre Su, con los ojos cerrados, se recostó en su asiento y habló suavemente —Fue Gu Dai quien te envió, ¿no es así?
Su Ci se sorprendió —¿Qué dijiste?
El Padre Su soltó una risa fría, su tono lleno de burla —Estás aquí en mi coche ahora porque Gu Dai teme que me escape a mitad de camino, así que te envió para vigilar, ¿verdad?
Al terminar sus palabras, continuó —Vuelve y dile a Gu Dai que esté tranquila, ya que he prometido ir con ella a la residencia Gu, no me escaparé. Es solo triste que mi propio hijo no me ayude pero elija ponerse de lado de los extraños contra mí. Quizás estoy destinado a ser abandonado.
Su Ci permaneció inmóvil, su expresión indiferente mientras miraba al Padre Su.
El Padre Su se burló —¿No te vas? ¿O es que no quieres estar con tu prima?
