Meng Zhi sintió la mirada de Gu Dai sobre él, lo que le hizo bajar la cabeza cada vez más, casi sin poder resistir confesarlo todo.
Sin embargo, recordando las instrucciones de Meng Chuan, logró decir —Daidai, realmente no te he ocultado nada.
Gu Dai permaneció en silencio un momento antes de que no pudiera evitar preguntar —Tercer hermano, ¿crees en tus propias palabras?
Meng Zhi frunció los labios, reflexionando sobre su comportamiento justo ahora, era obvio que él mismo no se creía, pero...
Meng Zhi suspiró —Daidai, hemos preparado una sorpresa para ti esta noche, pero no puedo decirte de qué se trata ahora.
Al oír esto, Gu Dai no preguntó más.
Pero al ver la sonrisa incontrolable en el rostro de Meng Zhi, se volvió muy curiosa acerca de qué podría ser la sorpresa.
Después de que Gu Dai se fue, el ánimo tenso de Meng Zhi finalmente se relajó, y llamó cuidadosamente a Meng Chuan para contarle lo que acababa de suceder.
