—¿Una estafadora? —Jiang Yue, al escuchar las palabras de Song Ling, se quedó perpleja y luego rápidamente preguntó con preocupación en su voz—. ¿La empresa sufrió alguna pérdida?
Después de todo, una vez que ella y Song Ling estuvieran casados, la empresa sería efectivamente suya. Si hubiera cualquier pérdida, incluso la más pequeña, ¡afectaría su futura riqueza!
Song Ling no notó la ansiedad subyacente en Jiang Yue y respondió con desdén:
— No te preocupes, la empresa no ha sufrido ninguna pérdida. Ese estafador está en un rango demasiado bajo como para afectarme.
Jiang Yue respiró aliviada, sus brillantes ojos llenos de admiración mientras elogiaba:
— Hermano Song Ling, ¡eres tan capaz! Pero, ¿quién se atrevería a buscarte problemas?
Song Ling apartó la mirada, formándose una mueca de desprecio en su mente al reconocer a Gu Dai como una mujer de gran audacia.
No podía creer que todos los hombres a su alrededor se hubieran involucrado después de su divorcio.
