—¿Cómo llegaron a saber de nosotros? —inquirió Gu Dai con curiosidad.
—La noticia de que la princesa te invitó a su banquete de cumpleaños ya se ha difundido por todo el castillo —respondió el guardia con una sonrisa.
Mientras sus palabras se desvanecían, llegaron al jardín.
—Aquí estamos, ya puedes regresar —anunció el guardia.
—Gracias. Sin tu guía, podríamos habernos perdido en el castillo y no haber encontrado el camino de vuelta —respondió Gu Dai con una sonrisa.
Después de que el guardia se había ido, Gu Dai le susurró a Su Ting:
—Es hora de que actuemos.
—De acuerdo —estuvo de acuerdo Su Ting.
Los dos tuvieron suerte; exploraron el castillo durante varias horas sin ser detectados por los guardias, pero no encontraron pistas.
—No hay disturbios en el castillo; tal vez no fue alguien de la familia real quien capturó al tío y a la tía —frunció el ceño ligeramente Su Ting.
—Posiblemente —asintió Gu Dai.
