Al enterarse de que Song Ling estaba herido, el Director del hospital Ge Liang se apresuró a llegar.
—¡Por favor salva a mi hijo! Usa a los mejores doctores que tengas. ¡El dinero no es problema! —Wang Lan agarró su brazo, lágrimas corrían por su rostro.
—Descanse tranquila, los doctores de nuestro hospital harán todo lo posible por salvar al Presidente Song —Ge Liang asintió repetidamente.
Justo cuando terminó de hablar, se acercó un doctor, hablando en voz baja:
—Director, la herida del paciente está cerca del corazón, y su condición es muy crítica. No estamos seguros...
Aunque la voz del doctor era baja, el ambiente silencioso permitió que todos oyera
—Mi hijo, ¿qué será de tu hermana y de mí si mueres? —Wang Lan, abrumada, se derrumbó al piso, lamentándose.
—¿Puede traer al Doctor Legendario? Ella definitivamente puede salvar al Presidente Song —Zhao Xuan, luciendo igualmente angustiado, se dirigió a Ge Liang, rogando.
