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—¿Aficionada a los niños? —Gu Si sacudió la cabeza, descartando la idea.
Para ella, los niños eran las criaturas más molestas del mundo, especialmente tipos como Gu Yin, un estudiante de primaria que no sabía hacer otra cosa que llorar y quejarse.
Gu Si estaba segura de que la decisión de Gu Dai de adoptar a Gu Yin era parte de algún plan en su contra.
Pensaba en cómo Gu Dai se había vuelto más inteligente y difícil de tratar que hace tres años.
Aún así, la jugada de Gu Dai seguía siendo un error en los ojos de Gu Si, porque a ella no le importaba nada un niño nacido de un hombre que ni le importaba ni amaba. Incluso si Gu Dai lastimaba a Gu Yin, Gu Si no pestañearía.
Sin embargo, Gu Si veía esto como una oportunidad para encontrarse con Gu Dai y recordarle su insignificancia, como un insecto que podría ser aplastado con facilidad.
Tomando un sorbo de té, una sonrisa satisfecha se dibujaba en sus labios.