—Los ojos de Wang Lan se abrieron de par en par con furia, impactada por las palabras de Song Ling.
—Soy tu madre, tú eres mi hijo. Deberías escucharme. Sheng Xin es una persona maravillosa, ¡y definitivamente te gustará en el futuro! —protestó Wang Lan.
—La mirada de Song Ling era gélida mientras observaba a Wang Lan.
—Wang Lan, inicialmente ansiosa por hablar, se encontró sin palabras bajo la mirada intensa y enojada de Song Ling.
—De repente recordó que la última vez que Song Ling la miró de esa manera, le recortaron la mesada.
—Wang Lan tuvo el presentimiento de que si hablaba ahora, Song Ling podría congelarle la cuenta bancaria.
—Al ver a Wang Lan en silencio, la mirada de Song Ling se desplazó hacia Sheng Xin.
—No podía decirle mucho a su madre, pero a Sheng Xin, una desconocida, le dijo sin rodeos:
—Nunca planeé comprometerme contigo.
—El rostro de Sheng Xin se volvió pálido, sus ojos se enrojecieron mientras murmuraba:
—Pero tu madre...