Bajo la expectante mirada de Wei Ling, Su Ting se acercó rápidamente.
Al ver a Su Ting, la multitud estalló de emoción. Nunca soñaron que verían a la superestrella internacional en persona. Pensamientos de caer en sus buenas gracias, garantizando un futuro sin preocupaciones, llenaron sus mentes, y rápidamente comenzaron a defender a Wei Ling.
—Su Ting, señor, fue esa mujer la que hirió a su hermana menor.
—Queríamos ayudar a su hermana menor, pero las habilidades de esta mujer son demasiado ágiles; no pudimos ponerle un dedo encima.
—¡Se atrevió a herir la pierna de su hermana menor! ¿Quiere vengarse? ¡Puedo ser su músculo y romperle las piernas por usted!
...
La multitud estaba alborotada y tropezándose unos con otros para hablar.
Lo que no esperaban, sin embargo, era que Su Ting no mostrara interés en Wei Ling, quien ahora yacía colapsada en el suelo. En su lugar, se acercó a la mujer que la había golpeado, su expresión tierna, y levantó suavemente su mano.