Aunque los niños no tuvieran miedo a los extraños, seguían siendo niños. Después de experimentar la venta ambulante en el mercado, lo que más querían ver al volver a casa eran a sus padres.
Los niños corrían hacia sus padres y, acurrucados en sus brazos, les contaban lo que acababa de suceder.
Jiang Yu hablaba con elocuencia y le contó a Jiang An todo lo que había pasado justo ahora. No importaba cómo se la mirase, su apariencia inteligente la hacía simpática.
Sophie solo tenía un hijo, Gao Jing. Siempre había querido una linda hijita para poder vestirla con vestiditos todos los días.
La mayor ganancia de participar en este programa fue conocer a unas cuantas niñas. Le gustaban mucho estas niñas, pero Jiang Yu seguía siendo su favorita.