Mi Na, que vino con Bai Ting, ya no podía soportarlo más. En su opinión, Si Cheng ya se había arrodillado. Incluso si Jiang An no quería estar con él, debería haberlo ayudado a levantarse.
Si Cheng siempre había sido su deseo más profundo. Nunca podría olvidar su apariencia educada, pero ahora, estaba siendo humillado por Jiang An.
Mi Na dijo enojada:
—¿Cómo puedes tratar a Si Cheng de esta manera? Esto también es un desprecio hacia la familia Bai.
Bai Ting miró a Mi Na con sorpresa, sin entender por qué su prima estaba de repente enfadada. Como la hija mayor de la familia Bai, no dijo nada.
La familia Jiang solo quería humillar a Si Cheng, y él se lo buscó.
Ella escuchó todo claramente y no mencionaron a la familia Bai en absoluto. Era mejor simplemente quedarse callada en este momento. No había necesidad de subir y pedir un regaño.
