—Si accedes a mi propuesta, los negocios de la familia Zou en Estan serán exitosos. Nadie se atreverá a detenerte —prometió el patriarca.
Zou Bai todavía no quería aceptar. No bajó el arma que tenía en la mano y estaba listo para apretar el gatillo en cualquier momento.
En su opinión, los negocios en Estan no eran importantes en absoluto. Prefería no tener esos negocios si eso significaba deshacerse de cualquier peligro oculto.
Sin embargo, Jiang An salió en ese momento y dijo:
—No creemos en promesas verbales. Tenemos que tener un acuerdo escrito.
Zou Bai no esperaba que Jiang An dijera eso. La atrajo hacia él:
—An'an, los negocios no son importantes comparados contigo en absoluto.
La mirada de Jiang An era firme mientras decía:
—Los negocios son muy importantes. No puedo permitir que la familia Zou sufra pérdidas por mi culpa. Soy la parte involucrada en este asunto. Está bien si yo digo que está bien.
