Cuando el niño gordo escuchó esto, la expresión de autosuficiencia en su rostro se volvió aún más obvia. —¡Tus papás también tienen que escuchar a mi padre. Con solo que mi padre lo pida, te enviarán a mi casa!
Jiang Yu era aún joven. Cuando escuchó que la iban a enviar lejos, se asustó y rápidamente sacudió la cabeza en señal de protesta. —¡No, no quiero ir a tu casa!
Jiang Yu estaba algo desconcertada. Bajó la cabeza para mirar a Jiang Yi, que seguía jugando con la arena, y no pudo evitar decir con tono sollozante, —Hermanito, hermanito, ¡me van a enviar lejos!
La Tía Sang estaba a punto de consolarla cuando escuchó hablar a Jiang Yi.
Jiang Yi alzó la vista hacia Jiang Yu con calma y no le dijo nada complicado. Solo preguntó, —¿Regalarías a papá y a mamá a alguien más?
Sin siquiera pensarlo, Jiang Yu sacudió la cabeza violentamente. —Esos son mis papás. ¡No lo permitiré!
Jiang Yi preguntó de nuevo, —¿Por qué?