—Aunque Jiang An ya se había preparado mentalmente para que Jiang Yu olvidara, no esperaba que olvidara tan rápido. Sin embargo, quizás porque ya había sufrido el primer golpe crítico, Jiang An se sintió mucho más tranquila esta vez. Sin embargo, la parte más sensible de su oreja todavía se sentía incontrolablemente caliente.
Zou Bai primero miró a Jiang An. Las puntas de sus orejas rosadas hicieron que las comisuras de su boca se curvaran inconscientemente hacia arriba.
—En ese momento, Jiang An se dio la vuelta y se paró frente al cochecito de Jiang Yu. Se inclinó ligeramente y miró a Jiang Yu con ternura. Hizo un gesto feroz a propósito —No tienes permitido llamarlo Papá. De lo contrario, no te dejaré beber leche más tarde. Hoy te quitaré el derecho a beber leche.
Jiang Yu entendió lo que quería decir por las palabras y la expresión de su madre. Encogió la cabeza y no siguió hablando.
Zou Bai ya se había acercado a ellas —Pequeña Pluma, buenos días.
