La expresión de Sun Chan se oscureció inmediatamente.
—No consideré esto. Ellos realmente lo manipularon justo bajo mi nariz.
Sun Chan tenía un temperamento fuerte y estaba a punto de enviar a Nan Yan de vuelta para ocuparse de ellos.
—Segundo Maestro, no hay necesidad de apresurarse —dijo Nan Yan calmadamente—. Sin atraparlos en el acto, no lo admitirán. Es más apropiado atraparlos en plena acción, grabar la evidencia de su manipulación y dejarlos sin espacio para la negación.
Sun Chan frunció el ceño y dijo:
—Pero si demoramos otro día más, ¡el progreso en el tratamiento de esos tres pacientes podría sufrir!
—Ya que han recurrido a tales trucos sucios, tampoco necesito seguir las reglas. Mientras cure a esos tres pacientes, Ji Yunmiao no ganará.
El tono de Nan Yan era calmado, pero sus ojos sombríos y helados mostraban claramente su disgusto.
