—Bajo la abrumadora aura de Nan Yan —Ji Yunmiao no pudo evitar gritar desesperadamente.
Ella siempre había confiado en sus habilidades médicas, pensando que simplemente no tenía la misma suerte que Nan Yan, quien tuvo el privilegio de convertirse en aprendiz del Médico Divino Hua. Sin embargo, enfrentándose al interrogatorio forzoso de Nan Yan, ni siquiera pudo admitir que tenía la habilidad de compararse con ella.
El miedo la hizo temblar incontrolablemente, y las lágrimas corrían por su rostro.
—Nan Yan, con una mirada de disgusto, le soltó la barbilla e instruyó a Tang Cheng y a sus subordinados —Vigilen a esta. Si se atreve a correr, rómpanle las piernas.
—La expresión de Tang Cheng se volvió seria —Sí, Señorita Nan.
Tras dejar el Hotel Lantis, Nan Yan se dirigió al hospital.
Fu Yubai ya había despertado, pero debido a la reciente cirugía mayor, estaba extremadamente débil y ni siquiera podía hablar.