—¿Qué debo hacer...
El director murmuró ansiosamente para sus adentros.
—¡Si tan solo no hubiera permitido que Nan Yan actuara tan impulsivamente!
—¿Podría ser que ella quería usarse a sí misma para intercambiarse por Xiaojun? —el pensamiento llevó al director a un pánico.
En su desesperación, solo pudo marcar el número de emergencia y rezar para que la policía llegara lo más pronto posible.
A plena luz del día, Nan Yan no se molestó en esconderse y simplemente entró por la puerta principal.
Los dos secuestradores acababan de contactar a su empleador para actualizarlo sobre su progreso.
También informaron al empleador que podrían enviar gente para prepararse para la captura.
Sin embargo, en cuanto colgaron la llamada, la deteriorada puerta de hierro, que apenas podía cerrarse, fue pateada desde el exterior.
Sobresaltados por el ruido, ambos se voltearon para mirar la entrada.
Luo Xiaojun, sentada en un rincón, también levantó la cabeza para ver qué estaba pasando.