Al terminar de hablar, Nan Yan rápidamente asestó una sonora bofetada al otro lado del rostro de Luo Ling.
—¡Ahhhh! —Luo Ling soltó un grito penetrante.
Al principio, se sintió entumecida, pero pronto el dolor irrumpió en ella, mezclándose con su vergüenza y su enojo. Se debatió desesperadamente, intentando patear a Nan Yan.
Sin embargo, Nan Yan sujetó su muñeca con firmeza y ejerció presión con las yemas de sus dedos.
—¡Crack!
Los huesos de la mano de Luo Ling fueron rotos a la fuerza.
El dolor insoportable hizo que Luo Ling arqueara involuntariamente su cuerpo, dejándola sin fuerzas para patear.
—Ahhh... —Ella gritaba repetidamente, empapada en sudor frío, lágrimas y mocos recorriendo su rostro.
Los espectadores no podían creer lo que veían. Nunca habían esperado que Nan Yan tomara una medida tan directa.
¡Y había sido increíblemente despiadada!