—Cuarto hermano, ¿a dónde me llevas? —preguntó con calma Nan Yan, sentada en el asiento del pasajero y mirando el paisaje exterior.
—De regreso a casa —mantenía la vista en la carretera An Xiran, las manos firmemente en el volante.
—Pero Cuarto hermano, ¿has olvidado que mi casa no está aquí?
Tras un momento de silencio, An Xiran dijo:
—Primero, acompáñame a buscar algo, y después de tenerlo, te llevaré al lugar del abuelo.
—De acuerdo —respondió Nan Yan ligeramente.
Parecía que las acciones de Cuarto Hermano estaban influenciadas por An Muyao, pero aún mantenía su conciencia, y su inteligencia parecía intacta.
Nan Yan se preguntaba si los métodos de An Muyao podrían controlar al Cuarto Hermano de manera permanente o solo temporalmente. Ella creía que tal control no duraría para siempre y podría requerir aplicación periódica.
Sin embargo, no tenía intención de darle a An Muyao una segunda oportunidad para apuntar a An Xiran.