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Cuando los temblores se detuvieron completamente, Qiao Mei usó secretamente las enredaderas para hacer un hueco y así los dos pudieran respirar mientras estaban entre los escombros.
—¿Estás bien? —preguntó Qiao Mei.
—Yo... estoy bien. ¿Y tú? —Xia Zhe dudó y dijo.
Qiao Mei observó su expresión vacilante y sintió que Xia Zhe le estaba ocultando algo. Extendió la mano para tocar su cuerpo, pero Xia Zhe frunció el ceño y sujetó sus manos errantes para detenerla.
—¡No te muevas! —gruñó Xia Zhe.
Qiao Mei solo usó una mano para asegurar la mano de Xia Zhe detrás de su espalda y con la otra mano procedió cuidadosamente a revisar su cuerpo en busca de heridas.
Xia Zhe se debatió pero no pudo liberarse. Tenía un fuerte sentimiento de déjà vu. ¿Quién era esta persona que era tan fuerte y que incluso lo trataba de esta manera?
—¿Quién eres tú? —Xia Zhe miró fijamente la cara de Qiao Mei para ver si ella mentía al responder.
