Durante este período, los plebeyos de la clase social baja tenían su propia manera de lidiar con los rufianes entre ellos. Hacía mucho tiempo que nadie se había encontrado con una situación así, ya que todos eran muy cuidadosos hoy en día y no se atrevían a ofender a nadie. Cuanto más hablaban las mujeres mayores, más alteradas se ponían y hasta había quien quería ir a la brigada para buscar a Zhao Liang y pedirle que viniera a tratar con esta vieja. Sin embargo, según las reglas, las personas de la ciudad no estaban bajo la jurisdicción de su pueblo. Zhao Liang tendría que decidir si tenía algo que decir sobre el asunto cuando llegara aquí.
Qiao Mei no quería magnificar las cosas. Si realmente se salían de control, no sería bueno para nadie. Si la familia Zhang se desesperaba, era difícil decir qué harían. Después de todo, la desesperación da valor incluso a un cobarde.