"7, 8, 9, 10... hufff"

Al terminar su rutina de calistenia, Valen myriad se preparaba para ir a casa. Tenía que ayudar a su abuela y hermano antes de dirigirse a la universidad. Justo cuando estaba por marcharse, todos en el parque, incluido él, notaron algo extraño: una capa azul, distinta al cielo, se desplegaba, cubriendo toda la ciudad. Lentamente, se dieron cuenta de que estaban siendo rodeados por esa capa.

"¿Qué mierda es eso?" murmuró alguien.

"¿De dónde salió?"

La multitud alrededor de Santiago lanzaba preguntas al aire, buscando respuestas sobre la naturaleza y el origen de esa capa. Algunos, con un tono más preocupado, se preguntaban:

"¿Es natural o artificial?"

"¿Quién o quiénes lo pusieron?"

"¿Nos hará daño?"

Querían saber si era peligroso y quién había colocado esa capa. Sin embargo, otros, con actitud despreocupada, afirmaban que era una simple broma de mal gusto.

"Debe ser una broma o una ilusión óptica, o algo parecido."

"Todo está montado, ya verán."

Valen, lleno de preocupación, corrió a casa para asegurarse de que su abuela y hermano estaban a salvo.

"¿Están bien? No les pasó nada, ¿verdad?"

"Sí, mijo, todo bien. Por cierto, tu mamá llegó hace unos minutos," respondió la abuela con una sonrisa de alivio.

"¿Y dónde está?" preguntó Valen, inquieto.

"Está buscando señal para contactar a tu tío Aiden myriad, para ver si esto solo pasó en esta ciudad, pero parece que no hay wifi ni señal," explicó la abuela.

Justo cuando la tensión comenzaba a relajarse un poco, una voz retumbante resonó en el cielo, la misma voz que había causado todo esto.

"Hemos elegido su planeta para determinar cuál es el más fuerte de su raza. Los dividiremos por ciudades según ustedes las han establecido. A partir de ahora, deberán sobrevivir con los recursos que tengan a mano. Procederé a explicar las reglas dentro del domo."

"1. No podrán salir o intentar salir del domo. Aquel que desobedezca morirá calcinado."

"2. Todo, excepto salir del domo, está permitido."

"¡OYE! ¿Y CÓMO SABREMOS QUIÉN ES EL MÁS FUERTE?" gritó un ciudadano con desesperación.

La voz respondió con frialdad y claridad, como si disfrutara del pánico que estaba generando.

"Cada día habrá una pelea en una arena situada en el centro del domo. Un miembro de cada linaje familiar deberá luchar a muerte para mantener su orgullo y su linaje."

El silencio que siguió fue más aterrador que las palabras mismas. Valen sintió un nudo en el estómago al pensar en lo que eso significaba. El terror era palpable; pequeña cuidad de Valverde, ahora encerrada bajo esa misteriosa capa azul, se había convertido en una prisión donde solo los más fuertes sobrevivirían.

"Mamá, abuela, y hermano, escúchenme ahora mismo. Tenemos que sobrevivir a como dé lugar. Vamos a hablar con los vecinos para formar una alianza y pasar la noche cómodos, sin temer a nada," dijo Valen decidido a cuidar a su familia.

Valen analizó rápidamente la situación. Si se veían forzados a pelear entre ellos, aquellos con armas de fuego, legales o ilegales, tendrían la ventaja y podrían tomar los recursos de los demás sin titubear. Explicó su plan a su familia para que corrieran la voz. Vivían en una ciudad pequeña, menos de 300m2, con alrededor de 205 personas, lo que se traducía en 33 familias que lucharían por sobrevivir. Las personas en esa ciudad no eran estúpidas y, para sobrevivir, se aliaron, al igual que la familia myriad, siendo esta la mejor estrategia en ese momento de desesperación.

"Buenos días, señores Haven," dijo Valen con firmeza.

"Buenos días, muchacho, ¿Qué se te ofrece?" respondió el señor Garrick Haven con desconfianza.

"Por las circunstancias, les propongo que nos apoyemos en esta situación…" Valen intentaba convencer a los vecinos de enfrente.

"¿Y qué ganaríamos nosotros si nos unimos a ustedes? ¿Sabes o conoces la salida?" preguntaron con pretensión.

"Estamos perdidos, ya no hay salida. No tenemos señal, ni internet y, por lo visto, falta poco para que el sistema de agua y gas deje de funcionar. ¿Qué haríamos en esa situación?" respondió Haven, desesperado.

"Entiendo que todos tenemos poco, pero si juntamos lo que tenemos, podremos hacer rendir nuestros recursos lo más que podamos. Además, tengo un plan. Recuerdan a esa persona que hizo una pregunta al aire y la voz la escuchó. Eso significa que podemos preguntar cómo salir de aquí. ¿Me ayudas?" Valen enfrentó al padre de la familia con gran convicción.

"hum tiene algo de lógica lo que dices. Aceptaré tu trato si nos prometes sacarnos de esta situación."

"No hay problema, los sacaré a todos de aquí. Toma, te entrego estas lámparas y pilas para solucionar el problema de la energía por la noche."

"Gracias, muchacho, nos serán de mucha ayuda."

El plan de Valen parecía ir por buen camino. Ahora contaban con la familia Haven. Eran 8 miembros en total con la nueva alianza, aunque otros vecinos no lo tomaban en serio y pensaban que solo quería sus recursos para luego traicionarlos.

"Hola, ¿Cómo se encuentran, señora Aria Ward?"

"Bien, ¿y tú?" respondieron, sabiendo lo que buscaba Valen.

"Iré al grano, ¿ok? Sabemos que las cosas están mal y tenemos que rendir cada recurso que tengamos. Les propongo que se unan a mí y a la familia Haven en una especie de alianza."

"Jeje, esperaba eso. Eres un muchacho con carácter. Te vi hace rato pidiendo esto a otras familias y, siendo sincera, no estoy tan segura de esto, pero aceptaré. Conozco bien a tu madre y te conozco desde niño. Pero promete que no nos pasará nada a mis hijos ni a mí."

"Acepto, señora Ward. No les pasará nada a sus hijos ni a usted," respondió Valen con alegría, luego de haber sido rechazado por más de 4 familias vecinas.

Con esto, ya serían 11 miembros en la alianza de Valen. Así pasó en toda la pequeña ciudad de Valverde. Muchos formaron alianzas temporales para hacer rendir sus recursos al máximo, mientras otros decidieron permanecer solos. ¿Buena o mala decisión? En fin, la noche cayó y todos durmieron preocupados, ya que al día siguiente sería el primer combate en la arena.

"Bueno, ya son las 10:34 am. En cualquier momento se avecinará esa voz para buscar a quienes van a pelear. Ahí es cuando le gritaré con todas mis fuerzas y le preguntaré si podemos salir de aquí."

"¿Y qué pasa si no responde? Él te escucha, lo que significa que es un ser pensante y consciente. Así que puede decidir ignorarte," dijo la señora Ward, con algo de razón.

"Bueno, ese sería el peor de los escenarios. Solo tenemos que creer que responderá." Le responde temiendo que las palabras de la señora Ward oculten una verdad inquietante.

Lo que dice la Sra. Aria Ward tenía lógica. Aún sin saber qué era específicamente, estaba claro que la voz tenía libre albedrío. Pero al ser las 11:25 am, la misteriosa voz se hizo presente.

"¿Cómo se encuentran, miembros de Valverde? He visto que han formado equipos. ¿Son alianzas? Eso es bueno o malo, no sabría decirles, jajaja. Aquel..."

"¡DISCÚLPAME, OYE VOZ DEL CIELO! MI FAMILIA ESTÁ MUY ASUSTADA. NOS QUEREMOS IR. ¿DÓNDE ESTÁ LA SALIDA?"

"¿No quieren participar en el juego para saber quién es el más fuerte?" dijo la voz con extrañeza.

"¡NO, NO QUEREMOS!"

"Achh, qué más da. No me sirven para mi espectáculo." Las últimas palabras fueron dichas con una frialdad que recorrió cada esquina del cuerpo de Valen.

"¿Qué dijo? ¿Cómo que 'no me sirv...'?" Su voz se cortó abruptamente, como si la muerte misma la hubiera silenciado.

En ese momento, la voz desató un rayo capaz de calcinar cualquier cosa, eliminando a la familia que había hablado. Todos quedaron impactados por el poder y control que la voz tenía sobre sus vidas, y otros al saber que no había salida. La alianza de Valen quedó marcada por lo que les pasaría si hubieran hecho la pregunta primero. Solo quedaban 201 personas y 32 familias vivas en el domo.

"Perdón por ese pequeño sabelotodo. La verdad, no pensaba. Prosigo. Aquellos que son representantes de cada linaje familiar, digan 'mi vida, mi familia' por favor. Algo más que añadir: el hecho de que hayan hecho alianzas entre 3 o más familias no los exonera de no enviar a su familiar. Espero a los 32 representantes."

El horror se cernía sobre la ciudad mientras las familias decidían quién sería su representante, sabiendo que cualquier error podría costarles la vida.