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Chapter 4 - Ansiedad

Parte 1 - Un brillo especial 

Me dolía horriblemente la cabeza, pero mentalmente estaba un poco mejor, o talvez determinado creo que sería la palabra que estaba buscando. 

Ya perdí Akari me duele admitirlo, pero amargamente viene los recuerdos de su cadáver a mí mente, probablemente lo que vi, lo de las dos Akari fue alguna alucinación de mi cabeza por el shock de la situación, o al menos prefiero creer eso, en vez de que me volví loco, aunque preferiría que todo lo que sucedió fuera una alucinación y que fuera producto de una mente enferma... el solo pensar de volverme loco, hizo que mi angustiado pecho se sintiera más pesado, a estas alturas desearía no volver a pensar, pero al menos algo tengo claro, no pude ni siquiera defenderla, pero me asegurare de descubrir a su asesino y hare que page por todo lo que le hizo. 

-Oh... ¿Amaneciste algo mejor, Hikaru? Dijo Emi algo adormilada mientras se estiraba un poco sin dejar de abrazarme. 

Al mirarla directamente a los ojos me sonroje, había tenido cierto sueño con ella que prefería no recordar, pero nuevamente le debía a ella, que yo ahora me encontrara medianamente algo mejor de lo que estaba. 

-Sí, gracias a ti, aunque me siento horrible, creo que tengo migraña. 

Ella comenzó a llorar, acto seguido me abrazo con todas sus fuerzas. 

-No vuelvas a asustarme de esa manera, pensaba que habías vuelto... ya sabes a cómo te dejo... tonto, no vuelvas a preocuparme. 

-Perdóname puede que, si estuve encerrado en mi mente, pero gracias a ti he vuelto, creo que al menos puedo volver a levantarme. 

-Aún falta un poco para la escuela, si quieres podemos estar un rato más acostados. 

-Quiero llegar temprano hoy, intentare ver si encuentro alguna pista de lo que le sucedió a... Aka...ri. 

Me lleve la mano a la cara para apretarme la frente, mientras mis lagrimas salían. 

-No te esfuerces tanto, pasaste por mucho, además te aseguro que la encontraran rápidamente. 

Como hago que entiendas que lo que dicen en las noticias son mentiras, ella está muerta. 

-Preferiría averiguar un poco por mi cuenta. 

Me levante de la cama, abrí la cortina para que hubiera más luz en mi habitación. 

-Yo también te ayudare a buscarla. 

-Emi gracias, pero ya te he causado demasiados problemas en la vida, además tienes que ir al trabajo. 

Ella se sentó en el borde de la cama, con sus manos se desenredaba su largo pelo, para mi sorpresa ella solo llevaba un top corto que apenas cubría sus pechos, se notaba que estaba sin sostén, ya que sus pezones hacían un pequeño bulto en el top. Y lo más vergonzoso es que abajo solo tenía puesto un calzón. 

-Emi... ¿No me digas que dormiste solo con eso? 

Ella se miró lo que llevaba. 

-Mmm, ¿Qué tiene de malo? Es como duermo siempre, además ya me viste de pies a cabezas desnuda con esos ojos lujuriosos tuyos, he pervertido. 

-¡¡Sin vergüenza!! nunca te mire de manera lujuriosa, al menos vístete. 

-Tu compañero dice lo contrario Hikaru 

Mire rápidamente a mi entrepierna para darme cuenta que nuevamente tenía una erección. 

-Te juro que no es lo que crees. 

Me tape la entrepierna con mis manos. 

-¿Seguro? Yo lo que veo es a un hermanito que durmió con su hermana mayor semidesnuda mientras la abrazaba y ocupaba sus pechos como almohadas, pero no te culpo por eso último sé que tengo un buen par. 

Se daba golpecitos en su pecho de manera orgullosa. 

Di unos pasos hacia atrás avergonzado por las cosas que decía Emi, que sabía que estaba sacando de contexto de manera intencional, en el último paso que di, pise algo húmedo y pegajoso, era el ramen que Emi me había traído anoche para animarme y que yo como tonto lo vote. 

Ella noto que me había dado cuenta sobre el ramen. 

-No te preocupes por eso, sé que no lo hiciste con mala intención, o al menos eso espero. 

Ella me sonrió alegremente. 

Me acerqué a ella, era una de las pocas veces que la miraba hacia abajo ya que era tan alta como mi padre, la abrecé lo más fuerte que pude. 

-Hikaru. 

-Claro que importa, tú estuviste intentando animarme todo el rato, y yo fui un imbécil que hizo algo hiriente, perdóname. 

-No son necesarias tus disculpas, tu abrazo es suficiente. 

Ella me abrazo también, le di un beso en la cabeza aprovechando la altura, ella se puso nerviosa, tenía la cara completamente roja. 

-¿Por qué... ese beso? 

-En agradecimiento a todo lo que has hecho por mí. 

Me aleje de ella para ir al baño, pero antes de que lograra salir, ella me agarro de la manga del uniforme que seguía teniendo puesto desde ayer, cuando me gire al verla, fue la primera vez que la vi indefensa, o mejor dicho que mostrara un lado más femenino de lo habitual. 

-Para...la otra... avísame que me besaras... prefiero estar... preparada. 

-Emi... 

Ella me soltó, sacudió un poco su cabeza y se dio unos leves golpecitos en su cara. 

-Hikaru una cosa más antes de que te vayas, ¿Cómo te sientes? 

-Me siento bien... 

Espera, en qué momento las voces se callaron, mi pecho ya no se siente asfixiado, se siente ligero, no tengo pensamientos desbordantes, me siento en paz, ¿en serio merezco paz?... 

No pude evitar que las lágrimas salieran de mis ojos, pero esta vez, había un poco de alegría en ellas, pensé que llevaría esta carga para siempre, no, me equivoco la carga esta, solamente es un descanso, que Emi abrió para mí. 

-Tramposa. Le dije con alegría. 

Ella me saco la lengua. 

-¿Hay algo que me quedo rondando por la cabeza, sabes algo más de lo que le sucedió a Akari? 

Me rasque la nariz. 

Preferiaria no decirla la verdad, aunque ya se la dije y no me creyó, será mejor decirle lo que se cuando sepa algo mas de lo sucedido. 

-No lo mismo que tú, Emi, ¿por qué preguntas? 

Mentiroso se que me escondes algo Hikaru.

-Por nada, ahora si no vas a quedarte un rato más en la cama conmigo, vete, yo aun puedo dormir un poco más. 

Ella jugaba con el escote del top, mientras me miraba de manera maliciosa. 

-Volvió la pervertida, al menos no me eches de mi habitación. 

-Mira que decirme pervertida cuando aun no controlas al pequeño Hikaru, pareciera que me mirara. 

-No es necesario ponerle nombre a mi erec... pervertida.

Apagué la luz y me fui al baño. 

 

Me volví a meter a la cama, agarre la almohada que Hikaru ocupo y me quede sintiendo su olor. 

-Tonto Hikaru mira que venir a darme un beso así... 

A quien engaño soy un desastre, soy su hermana, no debería haber hecho lo que hice, como se me ocurre besarlo mientras dormía, pero... 

Abracé fuertemente la almohada, le di un beso pensando que era mi hermano. 

Al mirar la almohada me dio un pequeño escalofrió, no me digas que... 

 

Me mire al espejo para ver las grandes ojeras que tenía por todo lo que llore y por la ansiedad que tuve, no mejor dicho que tengo, abrí la llave del agua para lavarme la cara, pero justo antes de hacerlo, note que tenía algo en mis labios. 

-¿Por qué tengo un poco de brillo labial en los labios? 

Me sobresalte de inmediato. 

-El beso que soñé que me daba Emi en la boca... no me digas que realmente no fue un sueño. 

¡¡Emi!! 

Parte 2 – Alegre y cruel destino 

Estaba frente a la escuela vestido con el uniforme de educación física debido a que dormí con mi uniforme normal anoche, así que supongo que me llamaran la atención por eso. 

Llevo 10 minutos parado frente al portón sin entrar, me suda todo el cuerpo, incluso me cuesta tragar saliva, he leído una y otra vez el lema del colegio escrito en el cartel de entrada: Trabajo, esfuerzo, meritocracia, no san nada sin templanza. 

Ya han pasado un montón de compañeros de otras clases y yo aun dudo el poder poner un pie en la escuela, sino me muevo como espero descubrir quién fue el bastardo que mato a la mujer que amo. 

Sentí un apretón fuerte en mi cintura que reconocía por los pechos que a menudo ponían en mi espalda. 

-¿Quién soy? 

-Asuna 

-Chí, ¿Cómo siempre lo adivinas? 

-Porque llevas haciendo lo mismo por 3 años idio... 

Tosi para disimular un poco. 

-¿Te refriaste? 

-No estoy bien 

-Entonces entremos juntos, o ¿esperas a alguien? 

Esa última pregunta se clavó como un puñal en mi pecho, como deseo que todo lo que paso ayer fuera un sueño, si nada de eso hubiera sucedido estaría con Akari en este momento. 

Seguí Asuna hasta que finalmente entre a la escuela, ella me hablaba de que nuevamente había visto a la llorona al norte del país en la carretera del desierto de Atabuya, normalmente me hubiera interesado en el tema, pero no preste atención a nada de lo que me decía. 

Ella continuaba hablando, mientras solo me limitaba a contestar con un vacío "ya" o con un sonido de aceptación para que continuara hablando. 

Entre más nos acercábamos a nuestro salón más ansioso me ponía, pero necesitaba volver al lugar donde la mataron, además seria anormal si no entrara a mi propia clase 

Subimos por las escaleras, el rostro de Akari bañado en sangre me atemorizaba constantemente en mi cabeza, estaba temblando demasiado, pero no me daba cuenta. 

-¿Hikaru, estas enfermo? 

-No, me encuentro bien Asuna. 

No tenía más opción que mentirle a Asuna, porque no creo que me creyera, ni siquiera Emi lo hizo. 

-¿Entonces por qué estas repleto de sudor, tiemblas como si tuvieras enfermo, y sé que realmente no me escuchabas cuanto de hable, confía en mí que te sucede? 

Me toque el rostro, estaba empapado en sudor, inmediatamente con el puño del polerón me limpie la cara. 

Asuna puso su mano en mi frente, ella se preocupó. 

-Estas heladísimo, Hikaru, deberías ir a la enfermería, no, mejor te llevo yo. 

-No, enserio estoy bien, no es lo que crees, mejor vamos al salón. 

-Dije que tienes que ir a la enfermería, estas temblando. 

Ella tiro de mi mano para llevarme a la enfermería, pero ya no podía más con todo lo que me sucedía, retire mi mano con fuerza. 

-¡¡No, te dijes que estoy bien, preocúpate por alguien más, a mi déjame solo!! 

-Yo solo... quería ayudarte... 

Vi como salían un par de lágrimas de sus ojos, quería disculparme, pero me sentía furioso, y la culpa no era de ella, solo me desquité como un idiota. 

-Yo... 

Me fui directo hacia el salón sin poderme disculpar, dejándola sola en la escalera, mientras lloraba. 

Me acercaba lentamente hasta que vi el letrero del salón, las imágenes de ayer volvían rápidamente una a una a mi mente. 

Vamos, si te mantienes así no podrás hacer nada.  

Había un par de compañeros hablando fuera de la clase, la puerta estaba cerrada, pero había compañeros adentro. Uno de los que estaban fuera del salón me hablo, el chico popular Toki Monotawa (16), estaba apoyado como el típico chico cool en la muralla.

-¿Te ves terrible Nishimura, que te pasa? 

-Na...nada. 

-Si tú lo dices, amigo. 

Ellos hablaron de mi entre cuchucheos. 

Estaba frente a frente a la puerta, los pensamientos cada vez se hacían más fuertes, más pesados, estire la mano para tomar el pomo de la puerta, mi cuerpo temblaba demasiado, escuchaba el jadeo de mi propia respiración, sudaba a mares, no pudiste protegerla, dijo una voz dentro de mi cabeza, murió por tu culpa dijo otra. 

-¿Hey Nishimura, enserio estas bien? 

Una persona abrió la puerta desde el otro lado, era una mujer, yo temblaba de miedo, la miré a la cara, ahí todo se fue a la mierda, vi el rostro de Akari sonriente con cortes en la cara sangrando. 

Grite de horror, escape inmediatamente de ahí 

-¿Pero qué te sucede Hikaru? 

-¿Ey Toki, que le sucede? 

-Ni idea Yui, creo que a Nishimura se le cayó un tornillo. 

Se que grite por todo el pasillo por desesperación, incluso choque con el profesor Matsuo mientras corría, me dijo algo, pero ni siquiera lo escuche, a todos los veía con manchones de sangre, creo que realmente me volví loco, estoy mal, estoy verdaderamente roto. 

Sali a tomar aire a la terraza, estaba nevando un poco, las piernas estaban pesadas, mi corazón iba a mil por hora, el pecho sentía que me iba a explotar. 

-Relájate, estas imaginando las cosas, tienes que controlarte, como espero poder hacer algo si tiemblo en cada segundo. 

Me acerque a la baranda, no sé cómo lo hice, pero logre calmarme un poco, aun así, el miedo que tenía era mucho más grande que yo, me empezó a dar algo de sueño, y no podía parar de bostezar. 

Cuando me di cuenta tenía mis dedos sobre mi labio 

Emi... tú me calmaste... 

-Estas sufriendo un ataque de pánico. 

La voz que escuche me estremeció por completo, la conocía muy bien, iba a girarme, pero ella me detuvo. 

-Espera Hikaru antes de que te des vuelta te pido que no vuelvas a correr de mí, por favor 

-Akari... 

Lo que más temía se volvió realidad me había vuelto loco. 

-Nadie me ve, ni me escucha, cuando intento tocarlos los atraviesos, ¿no sé qué está pasando?, no te quedes ahí háblame te lo suplico. 

No sabía que estaba sucediendo, camine hacia ella, efectivamente cuando intente tocarle el hombre mi mano paso a través de ella. 

-Akari, dime que no eres producto de mi imaginación. 

Tercera Parte - Pequeña Alegría 

(P.O.V - Akari) 

No paraba de correr por la calle, intentaba llamar la atención de las personas, pero me ignoraba totalmente, no no era eso, yo los atravesaba cada vez que los intentaba tocar. 

Hikaru cuando huyo de mi paso a través de mí, como si no existiera, como si fuera una nube, pero sé que el me vio. 

¿Qué está sucediendo?, ¿por qué me vi tirada en el piso ensangrentada si yo estoy aquí?, ¿por qué no logro recordar la ultima hora?, ¿por qué cuando volví a la sala de clases el salón estaba como si no hubiera pasado nada?, ¿por qué Hikaru huyo de mí?, ¿Por qué...? 

-Tranquila, respira lentamente, sabes lo que es esto, no caigas en ello. 

Logre calmarme antes de entrar en pánico, calmadamente intente caminar como si no sucediera nada, me fui directamente a mi casa, nerviosa toque el pomo de la puerta, pero para mi felicidad esta vez hice contacto con algo, gire el pomo y entre. 

-Mamá, papá estoy en casa. 

Grite con la esperanza que alguno de los dos me escuchara. 

Papá se acercó hacia mí, era feliz porque al fin alguien se percataba de mi. 

-Papá, tengo mucho miedo. 

Poco duro mi pequeño momento de felicidad, él paso a través mío, inmediatamente cerró la puerta. 

-Qué extraño., tal vez deba ser un niño jugando... esta juventud. 

-Papá estoy aquí, no me ignores tú también. 

Caí rendida al piso ya no podía más con mi situación no entendía nada. 

-¿Acaso estoy muerta? 

La voz de mi mama me quito de mi ensimismamiento. 

-Cariño voy hacer Onigiris, ¿Quieres? 

-Por su puesto amor, pero realmente te quiero más a ti. 

Mi papá abrazo por la cintura a mi mamá, dándole un beso en el cuello. 

-Bebe ahora no, Akari está por llegar, pero si quieres hoy en la noche podemos jugar. 

-Lo esperare con ansias. 

-Mamá, papá, por favor se lo suplico, estoy aquí, véanme díganme algo, lo que sea, se que he sido un desastre, pero por favor escúchenme. 

Yo gritaba, intentaba tocarlos, estaba desesperada solo querían que se percataran de mi, pero nada de lo que hiciera resultaba útil, después de unas horas gritando y llorando me rendí. 

Me retire a mi pieza, me acerque al mesón de mi escritorio y lo golpe votando las cosas que estaban sobre el, note que si me concentraba lo suficiente lograba interactuar con uno que otro objeto, como con la puerta, era capaz de levantar un lápiz, pero al segundo de haberlo levantado me atravesaba cayendo al piso, pase el rato intentando controlar eso para evitar pensar, para no llorar más. 

Ya de noche escuche que llamaron por teléfono avisándole a mis padres que me había desaparecido. 

-Es mentira, estoy aquí frente a ustedes nadie me secuestro... ¿Por qué no me escuchan? 

Sin resultado alguno, me limite a escuchar, a ver como mis padres sufrían por la noticia, como mi madre lloraba, y mi padre le prometía que todo iba a salir bien y que pronto me encontrarían. 

Escuchando más supe que la llamada era realizada por mi escuela, junto a la policía de Chipón. 

Pese a todo recordé que me quedaba una esperanza, el único hombre que había interactuado conmigo pero que salió corriendo, mi novio. 

 

Al día siguiente volvía a la academia esperando encontrarme con Hikaru, y el mejor lugar era la azotea del colegio, así que me quede esperándolo ahí hasta que apareciera y lo hizo. 

El abrió la puerta de golpe, estaba mal, estoy segura por cómo estaba que sufría de un ataque de pánico. 

 

-Akari dime que no eres parte de mi imaginación. 

Negué con mi cabeza. 

-Al menos de eso estoy segura Hikaru, pero no se que es lo que sucede, porque nadie excepto tú puede verme. 

Vi que sufría, que le costaba hablarme. 

-Akari alguien te mato, y si no eres un producto de mi mente, creo que eres un espíritu. 

No sabia que contestarle, pero en el fondo sabia que esa era la respuesta. 

-¿Akari sabes quién te mato? 

Con lágrimas en mis ojos, sin que mi voz pudiera salir de mi boca, negué con la cabeza. 

-No recuerdo nada desde que termine mi clase, hasta que nos vimos frente mi... cadáver. 

Me estremecí de angustia al decir aquello. 

-Akari, te pido disculpas, yo no pude protegerte, soy un inútil, no merezco ser tu novio. 

Ver a Hikaru en el estado que se encontraba me partía el corazón, estaba ojeroso, tiritaba, su piel estaba tan blanca como la nieve de su pálido rostro nervioso. 

Le intente acariciar la mejilla para animarlo, pero el efecto fue todo lo contrario cuando mi mano atravesó su rostro sin que ninguno de los dos sintiéramos el contacto del uno del otro. 

-No pidas disculpas, prefiero que solo me pase esto a mí, en vez de a los dos, pero ya no sé qué hacer, si morí no debería estar... 

-No lo digas, te suplico que no termines esa oración... Un momento, eres un fantasma, creo que se quién puede ayudarnos. 

-¿De quién hablas? 

-De una chicha a la que acabo de tratar muy mal, Asuna.