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Sombras del pasado

🇵🇪akashi27
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Synopsis

Chapter 1 - Artoria

Siempre tuvo una sensación de dolor, como si hubiera perdido algo importante.

Por lo tanto, cuando Artoria recordó su pasado no fue para nada grato. Su reacción al saber quién fue en otra vida sin duda fue impactante y difícil de asimilar porque no era solo tener conciencia de una vida pasada y ajena, era más el hecho de sentir que fueron escenarios que había experimentado en un momento dado. Lo presentía, pues el sentimiento de nostalgia después de esa noche fue abrumador, y muchas veces lloro sin poder controlarlo.

De pronto no encajaba en la familia con la que vivía, y era de esperar que se sintiera así, pues, su situación en si misma era anormal.

Los padres biológicos que conocía, se convirtieron en gente desconocida. La casa acaudalada en la que creció, le resulto muy ajena de un momento a otro. El entorno moderno le recordó a la época de Shirou o Kiritsugu, pero mucho más moderno y las edificaciones se veian muy diferentes. Pensar en ambos dejo su mente en blanco. ¿Aún recordaba la cuarta y quinta guerra del santo grial?. 

Una sonrisa curvo sus labios ante la imagen del joven pelirrojo. Y empujo la agria memoria que conservaba del asesino de magos en lo más profundo de su subconsciente.

Al menos recordar al adolescente aminoro su depresión por unos días. Pero no fue suficiente, todavía se sintió anímicamente mal durante un mes entero. No sabía si era porque tenía tan solo siete años en ese entonces o porque fue consciente de que habia otros asunto que merecia su atención.

No podia ignorarlo porque formaba, en esencia, parte de su nueva identidad: ella había reencarnado como varón.

«Esto no puede ser más extraño», pensó aquella vez. Este hecho se transformó en un dilema durante unas horas, aunque afortunadamente llego a la conclusión de que debía aceptar las cosas como eran. 

Nació en la era moderna y su nombre de civil era Sion Arturo Hurt.

Sin embargo, había cierta incomodidad con la realidad de ser un varón. Las memorias recuperadas no solo le trajeron buenos recuerdos, sino también momentos intolerables. La pócima de Merlín, la intromisión calculadora de Morgan y, por último, el cuerpo de Mordred temblando de ira al sentirse rechazada.

Artoria sacudió la cabeza violentamente, tratando de borrar esos escenarios de su cabeza. No tenía sentido martirizarse por su pasado, pero no podía evitarlo. Ella volvió a sentirse atada a la culpa; en definitiva, aún no había superado el modo en como termino su reinado.

 Preocupó a su madre, que trató de incentivar a que le confesara el motivo de su estado de ánimo. Pero ella no podía ayudar, las circunstancias eran muy complicadas como para que hubiese honestidad.

Su tristeza aumento. Tenía las emociones inestables de un infante, así que le era difícil controlarse como antes. Por las noches lloró sin ninguna medida y preocupo a sus padres, en especial a su madre que esta vez decidio intervenir de manera más directa.

La señora se llamaba Amelia Owen y era una empresaria que amaba el arte plástico. Normalmente estaba ocupada con el trabajo en las oficinas, pero se hizo un tiempo libre para llevar a su hijo al psicólogo. 

«Ella es una buena persona» pensó Artoria, evaluando a la mujer mientras esperaban su turno para entrar al consultorio del especialista. Recién la estaba conociendo, pero en el fondo sabía que su nuevo cuerpo y sus sentimientos la aceptaron con facilidad porque ya había familiaridad desde su nacimiento.

 —Sión, prométeme que permanecerás tranquilo cuando el psicólogo converse contigo —la voz suave de su madre no pareció impedir que el niño frunciera levemente el ceño ante ese nombre, aún no se acostumbraba a que le llamaran así—. No debes asustarte cuando te pregunte por tu estado de ánimo, simplemente responde con sinceridad para que pueda ayudarte, ¿de acuerdo?

El menor asintió, pero en realidad no podía confesar el verdadero origen de su malestar, era imposible. Lo tomarían por loco. Tendría que distorsionar la historia e inventar otra causa para su depresión.

Y así empezaron las visitas al psicólogo por doce meses, hasta que la mujer sintió que el niño por fin había superado su repentina congoja.

...

 En la actualidad Sión cursaba la secundaria y ya había superado el conflicto de mantener sus memorias.

 Pero una semana después de cumplir su décimo sexto cumpleaños, y luego de ir a un concierto con sus amigos: Coleman y Ryu; ocurrió algo extraño.

Como bebieron de más en el evento, los tres estaban ebrios. Sin embargo, su amiga Ryuna estaba más ebria que ellos dos. La chica se tambaleaba demasiado y apenas podía mantenerse en pie. Coleman le sugirió a Sión, en un momento de lucidez, que llamara a casa de su padre para que le envíen un chófer que se ocupe de llevarlos. 

 Sión sabía que su padre se enfadaría pero no podía importarle menos en ese momento. Saco su celular y en vez de contactarlo, marcó el número del chófer personal que su padre le había asignado desde los once años.

 Después de media hora, un coche aparco frente a la tienda de veinticuatro horas en la que los tres adolescentes se detuvieron a esperar el transporte. Uno por uno subió a la parte posterior del vehículo. El chico rubio le pidió a Danyel, el chófer, que se dirigiera primero a la casa de Coleman, pues se encontraba más cerca.

 Solo tardaron quince minutos, su amigo se despidió de ellos, pero Ryu se había quedado dormida y no sé percato. Coleman tampoco se dio cuenta, simplemente bajo del carro para caminar hacia su puerta.

 El automóvil volvió a avanzar. Tomó el rumbo hacia la vivienda de Ryu o ese era el plan. A mitad de camino, Sion decidió despertarla, pero fue un error. La chica se arqueo hacia adelante y se cubrió la boca con ambas manos. El rubio se sorprendió por tal arrebato, pero pronto dedujo la situación.

—Si tienes muchas náuseas lo mejor es que no te resistas, será peor.

Ella lo miró de soslayo. Odiaba sentirse enferma hasta ese extremo, pero sabía perfectamente que desde el inicio fue su responsabilidad terminar en ese lamentable estado. Hablo como pudo para indicarle al chico que detuviera el automóvil.

 El aludido tardo en reaccionar, pero antes de volverse hacia Danyel, este último freno con fuerza, a la par que giraba bruscamente hacia su izquierda. Otro vehículo había cerrado el paso de forma repentina. En consecuencia, ambos jóvenes terminaron golpeándose. Sión con la puerta a su lado y Ryu contra él. 

—¡Maldición! –gruño la chica por lo bajo mientras estiraba su cuerpo y brazos para quitar el seguro, una vez lo consiguió abrió la puerta con desespero.

 El chófer volteo para preguntar por el bienestar de los adolescentes, pero entonces descubrió la situación de ambos muchachos.

Ella se había subido sobre las piernas de Sión. Las náuseas se incrementaron luego del incidente por lo que era natural que no se percatara; y apenas podía contenerse para no vomitar encima de su compañero. Al final expulso gran parte de lo que bebió y cenó contra el pavimento.

 Luego de vomitar todo lo que su organismo le permitió, se tranquilizó. Pero todavía estaba mareada, y Sión tomó la decisión de llevarla a su residencia, no a la de Ryu, sino a la de él que estaba más próxima. Era la única manera para que ella pudiese descansar en paz de una vez por todas.

 Danyel aparco frente a las puertas de la residencia Hurt. Desgraciadamente Ryu volvió a vomitar, esta vez dos veces cuando bajo del coche. La primera, en el suelo de la entrada y la segunda, en el traje de uno de los guardias. Sión tuvo que responsabilizarse ante eso. simplemente no podía ignorar a las personas que necesitaban ayuda. Así era él.

 —Joven, su padre estuvo esperándolo hasta muy tarde, aunque al final termino dormido en su oficina. –informó el guardia que resultó ileso de las arcadas de la chica.

 –Hablare con mi padre por la mañana.

El chico llevó a su amiga al interior de su habitación. La estancia era tan amplia que incluso se pintaba adornada por su propia sala de estar y una cocina. No obstante, eso fue irrelevante cuando consiguió que ella se sentara en uno de sus sillones sin que se tropezara por tratabillar a causa de sus mareos.

-Prepararé una infusión que logre quitarte el efecto de la borrachera. —anunció mientras caminaba hacia la cocina.

—Sí.. Sí , lo que digas..

Pero ella se sentia tan cansada, tan enferma y mareada que pronto su vision se nublo y la oscuridad surgio frente syo. Y entonces, se vio apareciendo en un entorno desertico, un lugar en donde se levantaba una colina llena de espadas,, en el cielo rojizo varios engranajes flotaban con facilidad, desafiando la físice

Ryuna penso que el lugar era horrible y el olor a sangre y hierro le provoco ganas de vomitar.

Unos pasos interrumpieron su desagradable opinión interna. Al volverse vio a un hombre albino de pie, observandola a unos pocos metros de distancia.

—¿Quién eres? —inquirio la chica con recelo, retrocediendo un poco.

—Soy tú y este panorama es el infierno del que nunca podras escapar.