El oficinista
En su trabajo lo conocían por ser un hombre laborioso. Sam estaba preparado para el éxito. Le decían el oficinista. Una empleada recién ingresada con un mes de trabajo, fue a llevar unos documentos en la casa, no pudo evitar ver que aquel amorfo ser, era la macabra forma de lo que no podemos tolerar.
- Deja los documentos allí en la oficina del fondo de mi casa - mientras Sam miraba por la ventana.
Con su permiso, dijo ella, e ingreso caminando a pasos agigantados como queriendo apurarse para llegar a destino, y dejar los papeles, para esfumarse de la casa. Era nueva entre los empleados, y había ingresado luego de que por algún motivo, no viniera más a trabajar Elisa. Lo mismo ocurrió con Jacinto, y Gervasio. Los sueldos no son tal vez algo llamativo, y el trabajo al ser exhaustivo, no permitía otra cosa que un éxodo.
En la empresa siempre corrían rumores de que el jefe trabajaba después de hora, y que tenía un cierto status de fama. El dinero le llena los bolsillos, día a día. Entonces pensaban en lo miserable de los salarios. Muchos no se volvían a ver por aquí. Recibían la paga por una cuenta especial, y adiós. Así actúan las grandes corporaciones. Nadie nunca se preguntaba nada. Ni ¿Por qué?, ni ¿Cuándo?, y ¿cómo?
No había en la entidad clima de amistad, y apenas compañerismo, por ello nadie se planteaba, tan solo que la causal eran las malas condiciones laborales.
Cuando Elisa, abrió la puerta encontró un montón de fascículos archivados. Biblioratos acumulados de hojas escritas. Cuadernos, y otras cartillas. Se dijo asimismo que aquel hombre con cara de seriedad era muy desordenado, y le parecía que tenía el problema del acumulador. Pero todos esos papeles.
La dama quería indagar cuando su hombro rosó con un ejemplar de libreta. En ella los datos de uno de los antiguos empleados. El mismo tenía un color arcaico, y escrito a bolígrafo negro. Carta de indemnización, y condolencias por la desaparición de tal. Luego recogió otra, y decía las mismas palabras. Eran cartas, copias enviadas a familiares. En todas manifestaban las desapariciones. Luego comenzó a recorrer, hasta encontrar un mueble de metal. Al abrir la primera gaveta, encontró una causa penal. Leyó detenidamente el estudio donde se llevaba a indagatoria al Dueño de la entidad a fin de dar explicaciones. Muchos desaparecían, de la noche a la mañana.
La boca de Elisa se selló con la mano pútrida de una piel amorfa. Al recobrar el conocimiento, pudo reconocer en una habitación de paredes blancas a dos empleados que había visualizado en su primer día, o lo que quedaba de ellos en partes, en una mesa junto a unas bolsas. Ella era el condimento perfecto, y aquel ser vestido de frac en su forma de oficinista, envolvía con cuidado los pedidos.
La empresa era millonaria. Otra figura se acerca a Elisa, y con un escalpelo, clava su filo sobre el vientre abriendo cuidadosamente su interior. Ella no puede gritar, y el dolor la consume en su interior. El ser tapa su boca nuevamente, mientras abre las puertas de los órganos. Ella puede ver algo monstruoso en el exterior de esa deformidad.
- Lo que sobre te lo puedes comer, ¿Bien? - comenta el oficinista. –
La bestia no dice nada al respecto, con el intestino en sus manos, pasándole la lengua. Elisa tenía los ojos clavados en el techo, y lo último que registró su cerebro fue al jefe con un papel escrito con fecha posterior donde manifestaba que lo sentían mucho por la desaparición.
Las bolsas serán enviadas a destino anónimo. El multimillonario sabe de este negocio de venta de órganos, y lo que sobra no es otra cosa que carne para su mascota. Un empleado que luego de años sigue trabajando para la familia.
Las autoridades se compran fáciles en soborno, como los políticos, y los medios. Algunos siguen pidiendo justicia de victimas que se esfuman en el mundo. Para suerte de aquel hombre, la corporación es un mundo aparte, como todos otros que se llevan a los cuerpos, y arrojan a las almas al tacho.
Foto en el celular
Una y otra vez eyaculaba en ella. Dionisio estaba obsesionado en la imagen impoluta de la desnudez de una figura desconocida que su teléfono le brindaba.
- Eres un loco - fueron las palabras antes de cortar el pescuezo de Alicia con suavidad. La imagen lo poseía. Hazme tuya. Dame vida. Dámela.
Tenía. una casa grande en cuyas habitaciones una cama y en cada una, una mujer maniatada y amordazada para el placer del sexo y la muerte. Las indicaciones de la aquella dama eran estrictas.
- Hazlo. Dame vida - le comentaba la imagen. Dame vida.
Él clavaba en el pecho de su segunda víctima Cintia, una sierra bien afilada. Era dolor lo que generaba placer a la imagen que cada vez era tan real como él, y luego el placer en aquel aparato complaciendo todos los designios de ella.
El celular llegó a sus manos por desconocidos, y esa foto estaba ahí mirándolo fijamente. En las noches le hablaba de amor, y él estaba hipnotizado. La última víctima, Emilia, recibió el corte de un cráneo. A la imagen le gustaba la mente en vivo y directo, y ese cerebro era jugoso al pasar la lengua en la libido de la inteligencia.
- Dame vida. Dámela. Quítala, y dámela.
Su último orgasmo fue el fatal y lujurioso, mientras cortaba su pene, llevando el cuchillo hasta su estómago. Me gusta así decía ella con la sangre salpicando la pantalla. Quiero más, y el semen fluido viscoso se escupe junto a las entrañas hasta desplomarlo.
El bulto en la alfombra
El bulto parecía tan grande. Debajo de la alfombra diseñaba con cierta libertad. Al viejo Green le pareció extraño. Era un hombre cerrado al público. Su mujer jamás se volvió a ver desde el día en que discutieron por una tontería. Ella había adquirido la alfombra en el mercado. El precio y el gasto enfurecieron al viejo que ya tenía años de maltrato machista. Un golpe la dejó en el suelo del terciopelo. De su cabeza brotaba la sangre. Del susto intentó reanimarla, aunque era tarde. Enterró el cuerpo en el patío, y luego lavó culpas de sangre a la tela del suelo. Todo por una maldita alfombra que parecía formar un bulto. No le prestó atención. A los días aquella se iba genrando un tanto mayor. Con el pie derecho pisoteó aquella que se aplanaba, y luego las capas volvían a la forma descolosal. Con su otro pie pisoteó nuevamente la bola. El mismo efecto se producía. Quitó la capa gruesa de tela y debajo no había nada. Muy extraño. Colocó de nuevo, y el bulto estaba allí riéndose de la miseria de aquel, que en furia se perpetraba contra eso que no podía definir. Tomo una silla, la arrojó con fuerza, pero la masa se reproducía en otro sector. Y así. Lleno de ira se arrodilló ante el bulto y con ambas manos ahorcaba la capa recordando su bestialidad innata. Algo no estaba bien cuando desde la pelusa de la tela comenzaba a succionar al viejo. Era como una licuadora. Los pelos absorbían la piel despedazándola. Los gritos de Green se oían desde adentro hacia las afueras. El salón se bañó de sangre, y la mitad del cuerpo que intentaba escapar gateando fuera de la cobija asesina. Detrás de él el bulto se perpetuó mayor con una cara maltrecha que se reía del dolor de Green y con un bocanada se lo tragó.
La casa está abandonada. Años después descubrieron un cadáver escondido en el patio, de sexo masculino o lo que quedaba de él, y una bella alfombra con un rostro dibujado de una dama.
Los árboles
Jimmy padece de dendrofobia. Eso fue lo que arrojó el estudio psiquiátrico. Pero deben creerme los árboles se los comieron. Esas fueron sus últimas palabras de quién fuera testigo.
En el verano fue que el grupo de jóvenes decidieron acampar. No sabían dónde, hasta que un cartel en la ruta los sedujo. Los caminos de espíritus. Se decidieron por aquel. Al llegar tendieron las carpas. Era una floresta un tanto lúgubre. Tomaron algunas ramas para el fuego. Jimmy junto a sus amigos comenzaron a notar las formas de aquellos elementos de la naturaleza. Arboles con formas amorfas. Vilma se acercó a uno y pudo percibir un aire.
Chicos vean. Corre aire por aquí!
Jimmy se acercó y poso su mano por un hueco y la quitó inmediatamente. Ya era tarde vámonos dijo Ford. Luego de terminar de cenar. Se sentaron en medio de la fogata. Coper fue el primero en notar que algo los observaba. Podía sentir la respiración. Ahora regreso. Pasadas las horas, surgió la preocupación del grupo. Vilma y Ford fueron con las linternas en su búsqueda. Jimmy aguardaría con Sandra.
Coper no aparecía, y el sonido de los búhos se manifestaba con vehemencia. Era un canto estrambótico combinado al de los grillos.
- Cuidado por ahí dice Vilma. - cuidado Ford. ¿Ford? ¿Me escuchas?.
El joven estaba paralizado. Y le señala a ella que grita con asombro. El árbol estaba devorando a Coper. Solo podía verse sus piernas a medio engullir y parte de ella escapando en pedazos. Del suelo las raíces se impregnaron en ellos. Vilma fue llevada a las garras de unas ramas que clavaron sus púas en todas sus partes estirando su cuerpo. Había sonidos ininteligibles. Ford corre desesperado por ella, pero era tarde solo quedaba retazos de Vilma. Pozo hondo comenzó absorber a Ford. Auxilio se escucha. Jimmy y Sandra van en su ayuda. Con una fogata improvisada Jimmy lo encuentra. Solo quedaba la mano de aquel hasta desaparecer. Una gran boca de madera se comenzaba a dibujar cerca de Sandra. Su cuerpo se volvía de madera. Ayúdame Jimmy. Este se acercó a ella. Una llama de la antorcha cae cerca y comienza un combustión de fuego sobre Sandra que en minutos se quema. Las anomalías de los arboles tomaron vida.
Jimmy no tiene opción debe escapar. Corre desesperado por donde vino. Tropieza con una enredadera que lo envuelve este intenta zafarse. Su antorcha comienza a generar un fuego alrededor. Las llamas se agrandan y la soga natural lo suelta. Éste desesperado se incorpora. Ahora ve un número de plantas y árboles con figuras. El árbol de la izquierda tomaba una apariencia a Vilma con un alarido ensordecedor. Continuó sin mirar hasta llegar al automóvil. Los seres movían lentamente su andar y todo era un peligro. Las hojas en medio de la niebla ofuscaron su visión. Logró Jimmy llegar al vehículo al abrir la puerta partes humanas en formas estaban con brotes de plantas germinando nuevos fragmentos macabros. Las plantas se alimentaban de la carne. Encendió el motor y aceleró a gran velocidad. En el trajín de la desesperación chocó la trompa con un pedazo de madera. No le importó lo que hubiese producido. Algunas hojas se estampaban en el vidrio de la máquina. Al salir a ruta no miró atrás.
Los médicos aún están haciendo análisis como también la policía. No existe tal bosque, ni cartel en la ruta. Algunos lugareños orates hablan del bosque de los espíritus. Leyendas. Se cree que Jimmy es el autor material de los crímenes y desaparición.
Han pasado años y tiene una sentencia favorable. Deben creerme dice fueron los arboles continua diciendo. Al poder recuperar su libertad regresa a su casa. Su viejo auto ahí en el garaje lleno de cosas. Al verlo pudo percatarse de lo que sucedió y le generó temor. Deben creerme fueron sus últimas palabras cuando una rama lo atrapó y lo llevo al fondo de la habitación donde la germinación de un polizón en el auto creció con grandilocuencia a escondidas detrás de unas cajas.
El metro
En el año desconocido de la ciudad, se reveló una noticia escalofriante. Pero vayamos más al fondo del asunto. Años atrás de la nota. El antiguo metro fue un mundo dentro del submundo. Miles y miles de personas utilizaban aquél servicio para llegar a destino. Algunas o algunos, viajan de por vida y no lo saben. El último horario fue el de las 23:00, aunque explicaban que había otro horario final, el de las 00:00. Nadie ha logrado ser testigo de ello. Pues las puertas de ingreso a ese agujero se cerraban. Pero lo que realmente ocurre podría ser más terrible para los curiosos. Se ha dicho que muchas personas desaparecieron sin rastro. Los locos que abundan en los alrededores de la entrada atribuían la culpabilidad al metro de las 00:00 horas. Dicen que es un viaje al infierno y que los seres despojan las ropas y la carne. Aunque son leyendas de insanos orates. La noticia fue peor cuando dejó de realizar viajes. Al ser chatarra aquellos vagones, las nuevas obras demolieron todo el suelo. La gran sorpresa fue que los trabajadores encontrasen un cementerio de esqueletos mutilados. Nunca se supo ¿Quién, o qué hizo aquella abominación? El problema es que aún el metro sigue funcionando. En el horario de las 00:00 horas, la tierra se abre en una entrada, y algún que otro insensato que desea viajar sin conocer el asunto, desciende sin poder regresar. Las puertas se abren y en ella hay quienes esperan para viajar. Y esperarán
El último truco de Tanner
Harry quería ser como Harry, y elaboro e intento infinidad de veces el truco mágico de la caja bajo el agua. No daba resultado.
- Sáquenlo urgente. Sáquenlo de allí – Grita uno de los marinos – las personas agolpadas en el puerto.
Al abrirse la caja, la hipotermia se presentaba como lujo de detalles. Un cuerpo helado encadenado hasta los dientes, y las esposas cercenando la libertad de las muñecas de unas manos que apenas podían moverse.
Le dieron respiración boca a boca, primeros auxilios urgentes. Lograron reanimarlo.
Era otro del montón que no pudo lograr la hazaña del tal húngaro que maravilló a New York.
Un mes hospitalizado. Tuviste suerte otros están bajo tierra lamentándose con los gusanos le comentó un enfermero.
En su casa al regreso, pergeño nuevas formas para el truco de la caja bajo el agua.
¿Pero cómo lo hacía?
En una visita al barrio de Harlem, en Manhattan Tanner hizo una suerte de excursión. En medio del recorrido se alejó del contingente de turistas. Paso a paso sigilosamente ingreso a la habitación propia del Mago. Revisando cajones con cuidado de no dejar marca alguna, no encontró más que recortes de diario, y algunas notas de sus trucos. Un cuadro en blanco y negro de una foto denotaba la magnificencia del húngaro.
Tanner se sentó en su cama, y allí verificó la mirada de aquella imagen con cara seria.
¿El que había engañado sería? ¿O que rayos ocurría?
Se le entumecieron los ojos con el aire ranció. No había huellas de ningún tipo, y se acercó a esa foto. Frente a frente se miraron sigilosamente ¿Cuál es tu secreto? Poso su dedo sobre la mirada señalando su culpabilidad con grosería. Sin querer se movió aquella, y una pequeña nota cayó de aquel. Al observarla, tenía unas palabras.
Querido amigo, tu talento es inefable. Pero la muerte no puede ser burlada. Ven a verme en cuanto puedas. La materia es materia, que puede jugar en el espacio. Tu amigo
Arthur Conan Doyle.
¿El escritor tenía que ver algo con ello? Tal vez debería pedir ayuda a Sherlock Holmes se decía entre palabras cruzadas de confusión.
Solo quiero el truco de la caja. ¿Pero cómo?
Comenzó su investigación entre el vínculo de uno y otro. El escritor, estaba inmiscuido como Harry en lo oculto, y no tardo en encontrar quien lo ayudase. Al contactar con un pariente de Harry, este le dio una dirección
- ¿Usted sabe que este mundo, no es como el suyo no?
Lo comprendía, pero no importaba. Fue a la dirección justa. Un caserón escondido de un Getto perdido. Allí lo esperaba alguien sin rostro, con una máscara. Hace años vinieron por lo mismo, y por lo mismo se han ido. Usted sabe en lo que se mete, le comenta con firmeza.
Al iniciar la sesión, se vio obligado a dar algo de si para tener algo. El místico se lo dijo claramente. Muchos no han regresado solo Harry. Se abrieron las puertas, y allí en la nada se encontró con la caja en medio de un centro, y se acercó a ella, al abrirla, de allí salió la bestia. Engendro que se le abalanzo con fuerza. ¿Qué eres? La criatura desapareció.
Al voltearse podía ver como ella, se alimentaba, de un cuerpo en descomposición. Era un viajero que había fracasado. Este corrió sobre un pasillo. Tanner estaba desesperado. El pasillo era interminable. Una pequeña puerta se veía, pero jamás podría llegar a ella. La criatura lo perseguía con un cuchillo filoso cortando su hombro con furia. La sangre se esparcía generando un sinfín de caminos que se abrían en todas direcciones. La bestia se alimentaba de ello. Se impregnó de un azafrán oscuro en su cuerpo. Tanner continúa corriendo, y un hoyo grande lo traga cayendo a un precipicio interminable. Su voz se escucha en un eco mortal, y regresa donde vino, al despertar la bestia lo mira y clava su daga en el pecho. En su tórax se forma una masa de piel como volcán expulsando la sangre en una erupción. Tanner grita de dolor, y los intestinos escapaban por allí, como parte de la musculatura gastada en nervios que lo consumen. La criatura se ríe, y
comienza a clavar una y otra vez sobre el hombre. Éste saca por la desesperación un reloj de su bolsillo con una cadena. El reloj es introducido en la boca de aquel monstruo. El tiempo se detuvo, y el hoyo vuelve a tragar a Tanner, que cae indefinidamente en un vorterix dimensional sin retorno. Se desmaya, y despierta allí dentro de la madera en versión de cajón, encadenado, con esposas en sus manos. El aire se acaba, y el agua congelada ingresa hasta cubrir todo. Apenas puede respirar y el frio, lo consume. Cierra sus ojos, dibuja su escape, dibuja su mente. Su cuerpo no existe, el no existe. Ya nada existe. Poco a poco se desvanece; pierde la conciencia. Y cae, cae por el hoyo nuevamente sin suelo firme, y caerá por siempre.
Al despertar, estaba fuera de una caja de madera repleta de gruesas cadenas en su casa. El agua corría por todas direcciones. Estaba empapado, y las esposas en el suelo. La caja estaba corroída de una madera húmeda.
Tanner generó sensación por los siguientes años. Era el mago más famoso. Nadie podía descifrar el truco. El heredero de Harry Houdini, escapaba a la muerte una y otra vez.
¿Pero cómo lo hacía? No revelaba a nadie nada, pues él se decía que era propio de sus secretos que se irán.
En junio del corriente año, hizo un último show en un rio de aguas heladas. La caja estaba allí lista. Lo ingresaron. A él se amarraban en su cuerpo con cinco cadenas gruesas, un chaleco de fuerza. Más enlaces, y sogas. Las esposas, y demás artilugios que evitaran su escape. La mano como la de Harry se asomaba por un pequeño agujero.
Cinco minutos fueron los que aguanto. Al abrir la caja no había nada. Todos se alborotaron. Era un último truco pues se retiraría del espectáculo para siempre. Un cuerpo flotando se asoma con el chaleco a medio salir. Era el grandioso Tanner. Lo había logrado una vez más, y con más dificultades. Los aplausos no tardaron en llegar.
El fallecimiento de Tanner, fue de lo más insólito. En su cama del departamento de la calle 86 de Harlem. Estaba con la boca abierta, y con una soga en sus manos. Pensaron en un nuevo truco, pero no había otro implemento que ello. Al abrir el pecho de Tanner, tenía infinidad de cortes de sangre. Su piel estaba abultada como un montículo de tierra. Hicieron las pericias médicas. Su cuerpo estaba congelado, y húmedo como si estuviera bajo el agua.
No se sabe a ciencia cierta lo ocurrido. Tanner, dijo un sabio del ghetto, donde una vez fue por conocimiento, no escaparía como lo hizo Harry Houdini. Él, sí sabía desmaterializar su cuerpo para que la gran bestia no venga un día por su alma. Milagro que haya estado vivo tanto tiempo, y logrado lo que otros no. A escapar al centinela oscuro de la caja. Cada uno debe dar algo de si para tener algo. Muchos no saben que dan. Solo habrá un Harry que aún logra escapar.
Querido Harry eres un mago extraordinario. Tú fuiste capaz de burlarte de la muerte transportándote donde nadie lo haría. El mundo será tuyo. Pero cuídate. Tu amigo
Arthur