—Nina se unió a un gimnasio y empezó a prestarse más atención a sí misma. Gabriel no valía su tiempo ni su amor.
—Necesitaba salir de esa autocompasión, así que empezó a ir de compras y compró montones de vestidos, bolsos, gafas de sol y sandalias de marca.
—Luego fue joyería con diamantes y piedras y sus visitas frecuentes a los salones de belleza.
—Tenía una tarjeta de crédito separada para ella y podía gastar tanto como quisiera. Sus visitas al club habían aumentado y había empezado a recibir más elogios allí.
—Ahora se enfrentaba a Naila sin ninguna culpa. Gabriel aún intentaba acercarse a ella, pero ella había puesto al hombre en espera.
—¿Qué se cree que es? ¿Acaso no tengo autoestima? ¿Me ve como una prostituta o qué?
—Esta vez su ira la hizo hacer las cosas de manera diferente.
—¿Le pegaste a Gabriel en la fiesta? —estaban cenando tranquilamente en casa cuando Miles lanzó la inesperada pregunta, haciéndola quedarse quieta.