```
—¡Aniya James! ¡Ve a la mesa número cinco! —El señor Ramsey, que era su gerente, anunció a alta voz detrás del escritorio.
—¡Sí, jefe! —Aniya intentó ignorar el ligero dolor en sus piernas. Era mucho peor cuando empezó este trabajo hace seis meses.
Su madre quería que empezara el trabajo cuando tenía dieciséis años, pero Dios sabrá por qué no la envió a este restaurante.
La vida había sido mejor desde que consiguió este trabajo. Era un lugar de alta categoría donde solían dar buenas propinas.
Su madre Valerie James estaba contenta de que al fin su chica había empezado a traer dinero a casa. El abuso que Aniya había enfrentado desde la infancia nunca disminuyó.
Su padre y su madre le infligieron dolor de tantas maneras que casi había olvidado cómo reír o sonreír.
—Lleva tazas de café a esa mesa, Aniya James —su amiga Lisa le dio un codazo en el pecho. Ella rápidamente agarró la bandeja y la llevó a la mesa indicada.