En su camino de regreso, Nina no le hablaba. Se mantenía ocupada pensando cuál debería ser su próximo paso.
Agradecidamente, Gabriel tampoco inició ninguna conversación. Lo extraño era que no había dolor, ni sufrimiento. Quizás porque habían estado viviendo como extraños durante los últimos siete años. La mujer en su regazo no era su puta.
Era alguien más cercano. Parecía estar...
Parecía estar enamorado de ella.
Sí. El dolor no estaba. La envidia sí.
Ella era Nina. La dama más destacada de la sociedad. Cuando se casó con Shane todos le preguntaban de dónde había sacado esa joya.
Otras esposas solían imitar su estilo y su forma de vestir. Y aquí estaba ella. Viviendo sola en una habitación a pesar de estar casada con Shane.
Encontró a Gabriel, pero resultó ser un idiota. Todo este tiempo, mientras pensaba que Shane estaba solo como ella y pagaba por sexo, él tenía una amante.
El maldito afortunado tenía una mujer hermosa en su vida.