Nina no había abandonado el hogar. Era la única forma que tenía de presionar a los Sinclairs para que la aceptaran de vuelta.
Aunque vivía en condiciones tan miserables en aquel jardín, todavía nunca vio compasión o empatía por ella en los ojos de Shane.
Miles siempre había sido un hombre cruel, pero ¿qué le había pasado a Shane?
Cuando sus padres solían echarla de la casa, esto era lo único que funcionaba. Permanecer fuera de casa siempre funcionaba y, al final, solían aceptar su derrota y la llamaban de vuelta.
Para ella, siempre había sido un juego de nervios.
Ponerles los nervios de punta; al final, se darán por vencidos y aceptarán tus demandas.
Estaba haciendo lo mismo en la casa de los Sinclair. Como esposa, tenía derecho a quedarse aquí y nunca abandonaría esta casa a menos que la aceptaran de vuelta.
***
—Por favor, déjenme entrar —imploraba Nina que la dejaran pasar. Habían pasado tres días desde que regresó y ahora, se comportaba tan tercamente.