—¿Listos para salir? —Marisa inclinó su cabeza, notando a Rafael acercándose a ella. Su colonia hacía que se le dificultara concentrarse.
Ella asintió, sin dejar evidente que su pulso se aceleraba rápidamente. Era hora de la sorpresa.
Algo en ella le decía que él estaba planeando algo especial para ella.
Rafael captó la atención de Dean, levantando la mano —Hey, amigo, nos vamos por la noche —dijo.
Dean mostró una sonrisa casual con una mirada cómplice y asintió —¡Que la pasen bien, ustedes dos! Nos vemos luego —respondió Dean despidiéndolos con la mano.
Al girarse, Marisa se detuvo, obligando a Rafael a parar en seco —¿Pequeña Greene?
—Un momento, Rafael —volvió hacia Dean, que estaba allí con incertidumbre.
—¿Está todo bien, Marisa? —preguntó con el ceño fruncido. Marisa no sabía qué le había pasado. Se adelantó y lo abrazó, sorprendiéndolo.
Sí, compartían un buen vínculo, pero nunca lo había reconocido públicamente.