Valerie sintió los celos creciendo en su pecho cuando vio a Marissa y Dean salir del café un poco urgidos.
Dean le estaba preguntando sobre su salida precipitada, y ella tenía una sonrisa encantadora dibujada en los labios. El corazón de Valerie se hundía.
—La pu*a debe estar yendo con Rafael, para abrir sus piernas.
Ella podía sentir esta rabia ardiente y quería aplastarlo todo en el café.
—¡No! —No le interesaba el dueño del café ofreciéndole café. Solo quería que Rafael reconociera su presencia. Podía percibir el comportamiento de otros empleados de MSin hacia ella y hacia Nina. Todos podían adivinar que estas mujeres no tenían ningún puesto allí.
Los empleados también sabían que para mantener el trabajo, tenían que estar bien con Marissa.