Estaban en el estacionamiento de MSin que estaba reservado solo para Rafael y Joseph con el ascensor privado.
—Me hiciste llegar tarde —dijo ella mirándolo. Después de terminar con su cinturón de seguridad, se inclinó para desabrochar el de ella.
—No. No lo hice. Fue Sophie. Ella condujo despacio para llegar al hotel —Marissa estiró sus labios en una sonrisa forzada sabiendo muy bien que él estaba bromeando con ella.
—¿En serio? Fue tu laptop, Rafael. No Sophie
Sosteniendo su cara, él chocó sus narices —¿Por qué no quitar la culpa de Sophie y mi laptop y echarla sobre algo más?
Marissa ya se estaba concientizando de su cercanía —¿Y sobre quién la echarás? —alzó una ceja— ¿Será una persona o una cosa?
Él se aclaró la garganta y se puso serio. Pero Marissa ya había visto ese brillo travieso en sus ojos verdes esmeralda —Me gustaría echarla sobre el sexo oral! —dijo él.
Un puñetazo débil aterrizó en su hombro —¡Idiota!